Entró en la escena cinematográfica internacional a lo grande: ganando el Oscar con su ópera prima, 'La vida de los otros' (2006), un drama político protagonizado por un agente de la Stasi. Entonces respondió a la llamada de Hollywood, y tal vez desearía no haberlo hecho porque 'The Tourist', protagonizada por Johnny Depp y Angelina Jolie, fue un rotundo fracaso. Ahora ha logrado redimirse gracias a su tercera película, 'La sombra del pasado', que estuvo a punto de proporcionarle su segunda estatuilla. En ella recorre la historia alemana del siglo XX de la mano de un artista que trata de encontrar su propia voz.

Como su primera película, 'La vida de los otros', 'La sombra del pasado' explora la traumática historia de su país. ¿Las considera obras complementarias?

Me doy cuenta de que, si 'La vida de los otros' exploraba cómo el arte puede cambiar el curso de la vida del artista, 'La sombra del pasado'medita sobre cómo el curso de la vida del artista da forma a su arte. En todo caso, no escribí la película pensando en esa simetría. Mi intención fue hablar de cómo funciona la creatividad humana y de cómo los artistas vuelcan su sufrimiento en sus obras. La historia de Alemania me ha servido de contexto para desarrollar ese asunto.

En todo caso, dado el auge de los fascismos en buena parte del mundo, ¿no cree que ese contexto dota la película de una relevancia adicional?

Sin duda. Y preferiría que no fuera así. Posiblemente, a lo largo de los siglos nunca hubo líderes políticos tan ignorantes, tan desinformados sobre la historia de su país o del mundo, como los que nos gobiernan actualmente. Según el dicho, quien no conoce la Historia está condenado a repetirla, y eso es una gran verdad. Los políticos electos deberían estar obligados por ley a superar un examen de Historia antes de tomar posesión de su cargo. Si nuestros líderes estuvieran documentados sobre el origen de la primera guerra mundial, el mundo actual sería muy distinto. Pero están demasiado ocupados tratando de seducir a los votantes.

Usted lleva años viviendo en Los Ángeles. ¿En qué medida ha hecho esta película para reconectar con sus raíces alemanas?

Vivir lejos de tu país es la mejor manera de comprender hasta qué punto tu país es parte de tu identidad. Yo siempre me consideré un ciudadano del mundo, pero a medida que envejezco me doy cuenta de que no soy tan cosmopolita como pensaba. Ser alemán es una característica esencial de mi personalidad. Las historias que escuché de mis padres, mis abuelos y mis bisabuelos moldearon mi carácter.

¿Están esas historias en la película?

Algunas. Siempre me he sentido cómodo hablando de episodios del siglo XX, incluso de aquellos que no viví. La Historia me apasiona. Desde muy niño comprendí que la gente anciana algún día moriría, y que sus relatos personales se perderían. Por entonces, muchos de quienes habían nacido en el siglo XIX seguían vivos, y siempre que yo encontraba a una de esas personas, sentía la imperiosa necesidad de conocer su pasado. Ello me causó algún que otro problema.

¿Por ejemplo?

Una vez, a los 9 o los 10 años, llegué a casa con tres o cuatro horas de retraso y mi madre estaba histérica; pensaba que me habían secuestrado. Pero no: de camino a casa, sentado en el autobús, escuché a dos ancianas a mi espalda que hablaban acerca de su infancia en el periodo de entreguerras; me quedé tan absorto escuchándolas que llegué hasta el final del trayecto. Y desde allí no sabía cómo volver.

¿Rodará su próxima película en Alemania?

Cuando James Cameron estaba a punto de estrenar Titanic, alguien le preguntó por cómo sería su siguiente película. Él dijo: "Eso es como si usted le preguntara a una mujer que está en pleno parto si tiene planes acerca de su siguiente hijo. Sin duda, le diría que no quiere tener más hijos". Estoy de acuerdo.

El protagonista de 'La sombra del pasado' pasa media vida buscando una personalidad artística propia. ¿Ha encontrado usted la suya?

Estoy en ello. Ser cineasta me permite vivir en permanente viaje de autodescubrimiento, y por eso desarrollar historias a partir de ideas que me interpelan me interesa mucho más que trabajar en proyectos ajenos. Cuando me ofrecieron dirigir 'The Tourist', acepté porque me daba la oportunidad de trabajar con dos actores icónicos y de rodar en Venecia. Esas razones son válidas pero, cuando una historia te obsesiona, tu actitud es distinta.

¿Tiene claro el motivo por el que hizo 'La sombra del pasado'?

Probablemente no. Pero cuando me embarco en un nuevo proyecto, siempre tengo miedo de que, a medida que los meses pasan y el trabajo avanza, mi interés se vaya desvaneciendo y termine por pensar: "Acabemos con esto de una vez". Es como quedarse sin gasolina en medio de la autopista. Así es como surgen las malas películas. Pero rodar este filme me ha llevado cuatro años durante los que he tenido que pelear hasta por el detalle más nimio. Y sigo tan entusiasmado como el primer día. Supongo que eso quiere decir algo.