Ana Palacios no solo ha querido retratar el desastre que supone que millones de niños en África occidental hayan sido desprovistos de sus derechos más básicos, sino que también ha tratado de dignificar el trabajo de todos los que luchan por revertir la situación. Palacios, fotógrafa aragonesa, ha estado viajando durante tres años a este rincón del mundo para conocer y contar las historias de los que allí viven. ¿El resultado? Una exposición y un libro que se presentaron ayer en el museo Pablo Serrano a los que se suma un documental que se dio a conocer el pasado martes.

Niños esclavos. La puerta de atrás es la historia de 50 niños sin escolarizar, sin derechos y sin familia en muchos casos a los que se les obligó a vender su infancia. La muestra, que podrá verse hasta el 30 de septiembre, está dividida en cinco secciones, las mismas que estos niños van superando hasta que consiguen la libertad.

En primer lugar, los asistentes se encontrarán con los rostros colgados del techo de los 50 niños que han participado en este proyecto. Todos ellos sujetan con en sus manos un cartel con su nombre, aunque no el real sino uno elegido por ellos para guardar su identidad y que van desde León hasta Atmósfera o Amor.

Después, varias fotos de niños trabajando acompañadas de los textos que explican su situación dan paso a otra serie de imágenes en las que se ve cómo les identifican. En este punto es cuando comienza su camino hacia la libertad, que pasa por la rehabilitación (alfabetización en muchos casos), la reintegración con sus familias y por último, la reinserción laboral, con lo que se pretende que consigan ser independientes económicamente cuando ya sean adultos.

A la inauguración de la exposición le precedió un coloquio en el que participaron todas las personas involucradas en el proyecto. La misma Ana Palacios fue la protagonista de una charla en la que le acompañaron Chema Conesa, comisario de la muestra, Javier Martos, director de Unicef España, Mayte Pérez, consejera de Cultura de la DGA, María Luisa Broto, consejera de Derechos Sociales y Gabrielle Muntukwuaku, coordinadora del centro Kekeli de las Carmelitas en Togo y que verificó el contenido de la exposición. «Estas fotos son nuestra realidad. Ayer mismo llegaron 18 nuevas niñas a nuestro centro», explicó.