Dice que sus obras nunca concluyen porque siempre está cambiándolas, añadiendo aspectos o retocándolos. Sirva una anécdota para ilustrarlo. El director del IAACC Pablo Serrano, Julio Ramón, visitó a Pedro Avellaned cuando estaba en pleno proceso de preparación de la exposición y en cuanto vio unas obras las cogió y le dijo: «Pedro, esta me las llevo ya que ya están». «Pues hasta esas acabó cambiándolas un poco», ha resumido Julio Ramón durante la presentación de la exposición Para calmar la sed, que rinde homenaje a Pedro Avellaned en la tercera planta del museo. La misma tiene, además, el honor de ser la primera que se inaugura tras el confinamiento.

«No me gusta extenderme mucho porque todo lo que tengo que decir ya lo he dicho en las paredes», ha comenzado su alocución Avellaned haciendo alusión a su propia obra, «pero sí creo que es una exposición complicada de entender, no es sencilla». La muestra incluye obra nueva del autor «de hace dos o tres años la mayoría» aunque alguna más antigua. Como la que se encuentra el espectador de frente nada más entrar. Es una fotografía de las manos de su madre, entrelazadas, «es de un momento en el que se acababa de quedar dormida después de comer», señala Avellaned. ¿Por qué tiene tanta importancia esa imagen? El artista responde: «Yo a mi madre la he admirado siempre muchísimos, es una mujer que vivió casi 100 años, que hablaba dos idiomas y que tenía su carrera. Quiso progresar pero su marido le dijo que de ninguna manera... Es algo que le ha pasado a muchas mujeres».

Más allá de esta instantánea con la que se abre la exposición, Avellaned, ha explicado que la fragmentación es probablemente la clave de todo su trabajo: «No hay casi retratos más allá de partes del cuerpo humano que intentar contar cosas que no hace el rostro. Yo tuve que vivir una época de juventud muy fastidiosa en la que veíamos películas y libros cortados sin que hace falta explicar el motivo. Eso ha acabado marcando toda mi obra».

La exposición, que podrá verse hasta el próximo 21 de diciembre, reúne obras de distintos momentos de la trayectoria creativa de Avellaned desde Reflejo imaginario (1970) hasta su obra más reciente (Para lo que hay que ver, 2020), aunque fundamentalmente se centra en la producción realizada durante el siglo XXI.

En total, 55 obras de Pedro Avellaned, entre ellas un importante número de composiciones fotográficas, que suman un total de 350 imágenes. Una gran parte de ellas pueden contemplarse por primera vez, pues nunca antes han sido expuestas, como es el caso, entre otras, de El hombre que pretendía escapar (2009), El altar de D’hât (2012), El pálido reflejo de la luna (2012), Natura morta (2018), La cera y la sangre queman (2019) o Germán (2020).

En ese sentido, volviendo al hecho de que Pedro Avellaned suele ir variando sus obras conforma va transcurriendo el proceso de creación, el artista ha explicado que precisamente esta exposición que ahora ve la luz estaba concebida inicialmente como otra cosa: «Iba a ser una muestra de retratos, tenía alrededor de 80 y ha ido cambiando hasta ahora... No hay ningún retrato de los que consideramos al uso pero sí creo que ha acabado siendo una exposición mucho más interesante».

Y es que aunque Avellaned ha iniciado su intervención diciendo que no le gustaba mucho hablar de su obra sí quiso hacerlo de la concepción de su trabajo: «Detrás de cada foto hay mucho que contar pero yo dejo que sean los propios espectadores los que indaguen. A veces le pregunto a la gente qué historia ven en las fotografías y cuando me lo cuentan les digo que tienen razón aunque evidentemente no es lo que haya detrás de mí. Mi historia es mi historia y aunque la muestro sí que la camuflo razonablemente por pudor».

Para el director general de Cultura del Gobierno de Aragón, Víctor Lucea, la exposición que hoy se ha inaugurado «es un proyecto largamente gestado que ve la luz en un momento significativo». Y es que esta exposición es la primera que inaugura el Pablo Serrano desde que estallara la pandemia. «Es una cita que marca el retorno de la ciudadanía a la cultura. La semana que viene anunciaremos nuevos proyectos pero hoy hay que centrarse en exposiciones como esta que son espacios de reflexión que nos ayudan a comprender lo que nos ha pasado. El arte debe ser un vehículo para la reflexión y la mejora colectiva», concluyó Lucea.

La exposición de Pedro Avellaned, que se realiza con motivo de la concesión del premio Aragón Goya en 2016, estaba previsto que se celebrara el año pasado aunque problemas presupuestarios obligaron a retrasarla a este año.