LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO BARCELONA, 8 DE FEBRERO DE 1977

PREMIOS PRIMER PREMIO EN DEL CONCURSO DE PIANO DE PALMA (2001) TERCER PREMIO DEL CONCURSO DE VILLAFRANCA (1999) Y PREMIO A LA MEJOR INTERPRETACION EN PALMA (1999 Y 2001)

CONCIERTO HOY A LAS 19.30 HORAS EN EL CENTRO CULTURAL IBERCAJA (ANTON GARCIA ABRIL, 1). PATROCINADO POR IBERCAJA E IMPULSADO POR LA FUNDACION CULTURAL FIDAH

--Trae usted para su concierto en Zaragoza obras de Bach, Rachmaninov, Prokofiev y Ravel. ¿Cuál es su favorito?

--Uno va fluctuando por las épocas. Prokofiev me encanta, Bach también, pero por otro lado. Y Ravel por sus mundos mágicos, como si viniera de otro planeta. La música es un reflejo del interior, con lo cual, según tu momento de evolución hay músicas con las cuales te identificas más. Depende de cómo te sientas.

--¿Cómo se inició en la música?

--Lo que puedo explicar es que en mi caso no había una tradición familiar. Pero de niño tenía ese típico piano eléctrico al que le vas sacando canciones, componiendo, etcétera, sin saber música. Y entonces, con diez años, alguien te apunta. Yo estaba loco con aquello, y empecé a estudiar. Quizá hacen falta dotes innatas pero sobre todo mucho deseo. Que realmente te vuelva loco eso. Si de verdad te apasiona, las dotes que no tengas las vas a ir desarrollando.

--El piano. Horas y horas. Pasión, pero también disciplina.

--Al principio ni me daba cuenta de que tenía disciplina. Era una consecuencia natural. Me encantaba Mozart, después, descubrí la música de Beethoven... Tenía ganas de estudiar y de saber y me ponía a ello. Pero si a mí me dices en cualquier otra cosa, todo el mundo diría: Hombre, pues de disciplina no... (ríe).

--¿Ese interés por aprender se mantenía fuera de la música, en el colegio, por ejemplo?

--Recuerdo que estaba bastante interesado por todo, aunque no podía abarcar todas las cosas con la misma fuerza. Pero pienso que alguien que se dedique a una disciplina artística realmente tiene que estar interesado un poco por todo, ¿no? Porque es como una conclusión y una explicación de todo.

--El asombro por todas las cosas

--Eso es. Si a un artista no le interesa la filosofía, el arte, las ciencias... Pues entonces no está con su tiempo, no está con lo que está pasando.

--El grado superior en el Conservatorio del Liceo ¿qué supuso para el pequeño músico educado en Gerona?

--Fue otro nivel. Como una confirmación de que a eso es a lo que te estás dedicando. Como otro nivel de seriedad, ¿no? Y de dureza.

--Y luego, el posgrado en el extranjero

--Acabé la carrera en Barcelona y pasé ese año en el que estás perdido y no sabes qué hacer. Bueno. Dí algunos conciertos y me presenté a algunos concursos. Hasta que al final necesitaba salir.

--¿Qué recuerdos tiene de esa época?

--Primero fue Londres y después Amsterdam. Londres me dio mucha apertura, la oportunidad de conocer a mucha gente, mucha flexibilidad, diferentes corrientes, teorías, maneras de tocar...

--¿Y Amsterdam?

--Amsterdam supuso interiorizarme más en todos los aspectos musicales, en sonido. Fue una vuelta al interior.

--A la introversión necesaria, parece, para cualquier músico

--¿Necesaria? Depende del momento o la situación. Con la música tienes que saber ser introvertido y extrovertido. Las dos cosas y todo lo que hay entre medio. Porque hay música introvertida y superextrovertida y no puedes ser sólo una de las dos cosas.

--¿Le decepcionó España a su regreso?

--No. Fue el año pasado y estuve yendo a Amsterdam cada mes o cada dos meses más o menos. Y también a Madrid a hacer musicoterapia. O sea, que aún estaba en movimiento.

--¿Qué cambia fundamentalmente en el paso de estudiante a intérprete?

--Lo que tiene la música en sí, si la estudias profesionalmente es que siempre hay este doble juego, siempre estás de estudiante, porque no hay un punto en el que lo sabes todo y dejas de estudiar. Tienes que hacerlo siempre, porque si no se te olvida y no avanzas. Y también tienes que dar conciertos continuamente. Es como una realimentación.