La Mostra de Venecia cumple este año 75 ediciones, y las celebra por todo lo alto. Puede que los superlativos con los que fue saludado el anuncio de su programación hace unas semanas fueran un poco exagerados -«la mejor de la historia», repitieron en Twitter- pero solo un poco. En los próximos 11 días, no solo pasarán por aquí tantas estrellas que necesitarían dos alfombras rojas para caber todas -Bradley Cooper, Ryan Gosling, Jake Gyllenhaal, Joaquin Phoenix, Rachel Weisz, Emma Stone, Juliette Binoche, Jeff Goldblum, Willem Dafoe, Oscar Isaac, Lady Gaga, Natalie Portman, Jude Law...-, sino también algunas de las películas de las que todo el mundo hablará en los próximos meses. Aquí va un repaso de los factores que explican tanto fulgor, y de las críticas que el inevitable escrutinio derivado de él ha provocado.

SINTONÍA CON HOLLYWOOD

Los títulos que pelearán por los Oscar

La Mostra se ha afianzado como el lugar preferido por Hollywood para presentar al mundo las películas que pelearán por los Oscar. En los últimos cinco años, títulos que vieron la luz aquí acabaron luego ganando la estatuilla en las categorías de Mejor Película y/o Mejor Director: Gravity lo hizo en el 2013; Birdman, en el 2014; Spotlight, en el 2015, y La La Land, en el 2016; y en el 2017, La forma del agua se hizo aquí con el León de Oro antes de ser la gran triunfadora en los Oscar el pasado febrero. Su director, Guillermo del Toro, vuelve ahora al festival para ejercer de jurado de la competición.

Entre las películas que empiezan estos días a hacer campaña destaca First man: el primer hombre, retrato del astronauta Neil Armstrong con el que este miércoles se inaugura el certamen, y que supone el reencuentro entre el director Damien Chazelle y el actor Ryan Gosling tras La La Land. No es la única obra autobiográfica aspirante a premio: en At eternity’s gate, a las órdenes de Julian Schnabel, Willem Dafoe penetra en la torturada cabeza del pintor Vincent van Gogh. Ya puede ir montando una balda nueva para trofeos.

También tres intérpretes femeninas empezarán en Venecia la que promete ser para ellas una sucesión de paseos por alfombras rojas: Lady Gaga, que protagoniza la primera película como director de Bradley Cooper, el remake Ha nacido una estrella; Natalie Portman, que en Vox Lux, da vida a una estrella del pop a lo largo de 15 años; y Dakota Johnson, que promete dar mucho que hablar en el centro de Suspiria, remake del célebre clásico de Dario Argento que ha dirigido Luca Guadagnino.

PULSO CON CANNES

Mejores fechas y más posibilidades

Buena parte de la lista de aspirantes al León de Oro este año está integrada por cineastas que hasta ahora mantenían una estrecha relación con el festival de Cannes, y de quienes se esperaba que hubieran participado con sus nuevas películas allí el pasado mayo en lugar de hacerlo ahora en la Mostra. Algunos de esos títulos simplemente no estuvieron listos a tiempo; es el caso de la nuevo de Olivier Assayas, Non-fiction, un drama ambientado en el mundo editorial y protagonizado por Juliette Binoche. Otros, en cambio, fueron rechazados por el certamen francés: Nuestro tiempo, lo nuevo del mexicano Carlos Reygadas; Peterloo, recreación a cargo del británico Mike Leigh de una protesta política que acabó en masacre en 1819; y Sunset, la primera película que el húngaro László Nemes dirige tras triunfar en la Croisette y ganar el Oscar con El hijo de Saúl.

Inverso es el caso del griego Yorgos Lanthimos, que trae a la Mostra la farsa de época La favorita, y del francés Jacques Audiard, que presenta aquí el wéstern cómico The sisters brothers: ellos fueron quienes declinaron la invitación del festival más importante del mundo. Presentar sus películas en la Mostra, más cerca del inicio de la temporada de premios, les da más posibilidades de llenar sus vitrinas. En vista de lo mucho que han beneficiado a la Mostra por su mala ubicación en el calendario y por sus erráticas decisiones, los responsables de Cannes estarán tirándose de los pelos ahora mismo.

EL ASUNTO NETFLIX

Seis filmes de la firma, pese a las críticas

Pero para entender hasta qué punto se ha visto la Mostra beneficiada por los problemas de Cannes, inevitablemente hay que recordar la disputa que enfrenta al certamen de la Costa Azul con Netflix. Para aplacar la ira de los distribuidores y los exhibidores franceses, aquel festival prohibió la presencia en su competición de cualquier película que no fuera a estrenarse en los cines del país. Netflix, que estrena sus contenidos directamente en su plataforma de VOD, decidió que no quería estar en Cannes si no era compitiendo, y que llevaría todas sus películas a otro sitio. ¿Hace falta decir cuál?

Así pues, este año la Mostra incluye nada menos que seis títulos producidos por Netflix, y tres de ellos están entre los platos fuertes del concurso: 22 de julio, dramatización a cargo de Paul Greengrass del atentado perpetrado en el 2011 por el noruego Anders Behring Breivik, que se cobró la vida de 77 personas; Roma, la primera película de Alfonso Cuarón desde Gravity, en la que rinde tributo a sus recuerdos de infancia y juventud en México; y The Ballad of Buster Scruggs, el nuevo western de los hermanos Coen, concebido inicialmente a modo de teleserie pero finalmente reconvertido en largometraje. Y también desde fuera de la competición promete Netflix dejar huella: el dinero de sus suscriptores ha posibilitado que The other side of the wind, la película que Orson Welles empezó a rodar en 1970 y dejó inacabada al morir, vea la luz aquí en unos días convenientemente restaurada y completada.

¿Qué opinan los exhibidores italianos de todo el asunto? Como en su día sus homólogos franceses, han puesto el grito en el cielo alegando que Netflix encarna la muerte del cine -dicho de otro modo, que les fastidia el negocio-. Al respecto, el director artístico de la Mostra, Alberto Barbera, ha sido claro: no se puede vivir de espaldas al futuro.

DESAIRE A LAS MUJERES

Menos de un 20% de presencia femenina

La oferta de la Mostra es mucho más amplia. Verán la luz las nuevas películas de Pablo Trapero, Zhang Yimou, Errol Morris, Frederick Wiseman, Sergei Loznitsa, Emir Kusturica, Florian Henckel von Donnersmarck, Shinya Tsukamoto y Amos Gitai. ¿Qué tienen en común todos estos cineastas con los mencionados arriba? A todos les crece la barba.

Especialmente considerando hasta qué punto se ha puesto el foco en la igualdad de género en los últimos 11 meses tras la irrupción del #MeToo, la pobre presencia femenina en el certamen resulta asombrosa. Solo una de las 21 películas que este año compiten por el León de Oro ha sido dirigida por una mujer: The nightingale, una historia de venganza que supone el regreso de Jennifer Kent tras la aterradora The Babadook (2014); en el conjunto de la selección, la presencia femenina no supera el 20%. Barbera ha asegurado haber prestado atención a «la calidad de las películas y no al sexo de los directores», y ha recordado que si hay pocas mujeres directoras en la Mostra es porque hay pocas mujeres directoras, punto. Aun así, inevitablemente, varias asociaciones feministas se le han echado encima.

años que no pesan

Con la mirada puesta en el futuro

Es cierto que se trata del festival de cine de más edad, y que con frecuencia se lo asocia a un tipo de glamur más bien apolillado. Pero, lejos de acomodarse en la nostalgia, la Mostra de Venecia permanece con la mirada puesta en el futuro. Además de haber sido el primer certamen en incluir en su competición una película producida por Netflix -Beasts of no nation (2015)-, ha sido también el primero en prestar verdadera atención a la realidad virtual. Desde el año pasado, su programación incluye una competición dedicada exclusivamente a los trabajos de directores que tratan de explorar las posibilidades narrativas y estéticas de una tecnología que el resto de festivales, en el mejor de los casos, siguen tratando como una atracción de feria.