Hablando ante la prensa en el último festival de Sitges, M. Night Shyamalan (director de 'El sexto sentido' y 'El protegido') habló de cómo el terror más efectivo, el que nos conecta con más fuerza, es aquel ligado a situaciones poco o nada sobrenaturales, como los accidentes de tren o coche; esa clase de acontecimientos en los que la gente que quieres puede resultar herida.

'Bodyguard' ('Guardaespaldas' en España), nueva serie de Jed Mercurio ('Line of duty'), arranca con una 'set piece' de 21 minutos que respira un terror muy real, demasiado real para quienes vivimos en grandes ciudades. El sargento David Budd (Richard Madden, más conocido como el añorado Robb Stark de 'Juego de tronos') viaja con sus hijos en un tren en dirección a Londres y detecta movimientos sospechosos. Cuando cree que todo era falsa alarma, se da de bruces con una mujer con chaleco suicida. Siguen 13 minutos aún más tensos que los 8 anteriores, en algún lugar entre 'Tarde de perros' y 'En tierra hostil'.

Después de este arriesgado arranque (al parecer, Mercurio fue presionado para buscar otra forma de introducir al personaje), 'Bodyguard' no rebaja en sus seis episodios el grado de tensión, alternando entre escenas de ambigüedad desestabilizadora y grandes momentos de acción. La miniserie de BBC One tuvo al público británico agarrado por el cuello hasta su último capítulo, seguido por 10,4 millones de espectadores, lo más visto del 2018 en la tele británica después del Mundial de fútbol. Mañana, miércoles, 24 de octubre, aterriza íntegra en Netflix.

Un romance muy ambiguo

Mercurio vuelve a demostrar su capacidad para crear tramas deliciosamente complicadas y moralmente complejas, pobladas por personajes sobre los que mejor no sacar conclusiones demasiado rápido. Budd es, además de un gran negociador, un excelente guardaespaldas de la Policía Metropolitana de Londres a quien recae la responsabilidad de proteger a la ministra del interior Julia Montague (Keeley Hawes, en otra colaboración con Mercurio tras 'Line of duty'), una mujer algo altiva y desagradable que le pone dificultades a la hora de realizar su trabajo.

Pero las apariencias engañan: bajo su apariencia de seguridad, Budd sufre un desorden por estrés postraumático que le ha alejado de su esposa Vicky (Sophie Rundle), mientras que Montague tiene más necesidad de contacto humano de la que quiere aparentar. Su guardaespaldas se lo dará, pero eso después de confirmar, a través de Google, que su nueva protegida votó a favor de la acción militar en Irak y Afganistán. La pregunta es: Budd siente verdadera atracción por ella, u oculta alguna intención oscura?

Bueno, esta es solo una entre muchas preguntas. Siendo esta una serie de Jed Mercurio, las revelaciones y los giros que lo cambian todo van cayendo con regularidad mortífera. Contribuye a la fascinación una hiperestilizada dirección a cargo de Thomas Vincent ('Versalles', pero, en serio, no se preocupen, esto es otra historia) y, después, John Strickland, hombre de confianza del creador y productor.