"Ningún genio podría igualar el esplendor de su arte", escribió acerca de Miguel Angel Giorgio Vasari, el biógrafo y amigo de los mejores artistas del Renacimiento. La predicción de Vasari sigue vigente cinco siglos después, como se demuestra en la exposición Miguel Angel y su tiempo que se inaugura el lunes en el Museo Guggenheim de Bilbao.

Procedentes de la Galería Albertina de Viena, que posee la mejor colección de dibujos renacentistas del mundo, la exposición del Guggenheim reúne 74 dibujos y grabados realizados por los principales maestros italianos de la época, encabezados por Michelangelo Buonarroti (1475-1564), el artista que convirtió la Capilla Sixtina en un imperecedero fresco divino y humano.

EL CUERPO HUMANO

La muestra gira en torno al redescubrimiento e interpretación del cuerpo humano a partir de los parámetros clásicos. Durante siglos, han predominado las proporciones anatómicas de estos artistas, consideradas el ideal de belleza. En el Renacimiento, el dibujo alcanzó una importancia similar a la pintura y a la escultura. Los artistas multiplicaban los esbozos, e incluso se los intercambiaban, como obras previas a los frescos encargados por el clero o los retratos que solicitaban las familias de la aristocracia.

El llamado Alto Renacimiento italiano estuvo dominado por Leonardo da Vinci (1452-1519), por Miguel Angel y por Rafael Sanzio (1483-1520), pero fue indiscutiblemente el segundo quien más influyó en el arte de su tiempo. Por ejemplo, los frescos que Leonardo y Miguel Angel concibieron para el Palacio de la Señoría de Florencia tuvieron tanta repercusión que sus colegas y amigos se acercaban a contemplarlos y a copiarlos. Por esa razón su iconografía, su forma de tratar los mitos de la antigüedad, se fue repitiendo de la mano de los seguidores y discípulos.

De Leonardo da Vinci, ingeniero, inventor y autor de La Gioconda , se presentan dos pequeños dibujos: Dos perfiles grotescos (fechado entre 1503 y 1505) y Busto de un apóstol (1493), un boceto preparatorio para la figura de San Pedro del celebérrimo fresco La última cena .

De Miguel Angel se exhiben en el museo bilbaíno seis dibujos, entre los que destacan Desnudo masculino visto de espaldas (hacia 1504) y Desnudo sentado con estudios de brazos (hacia 1511). A Miguel Angel lo distingue de sus coetáneos la forma de presentar la potencia y musculatura de los cuerpos, que desprenden energía y pasión tal y como debía sucederle en su faceta como escultor.

De Rafael, el benjamín y discípulo aventajado de Leonardo, se han colgado numerosos bocetos de sus preciosos cuadros de vírgenes, sus grupos mitológicos y estudios para La matanza de los inocentes . De los tres artistas, es el más activo en cuanto a dibujos preparatorios, muy completos, de pinturas y frescos.

Junto al trío que lideró el arte renacentista se presentan obras de artistas como Andrea del Sarto, Giulio Romano, Correggio, Rosso Fiorentino, Parmigiannino, Francesco Salviati, Perino del Vaga, Ugo da Carpi, Jacopo Tintoretto, Paolo Veronés, Federico Barocci y Domenico Vinci, procedentes de Florencia, Roma, Venecia, Parma, Urbino, Mantua y Verona que van del Alto Renacimiento hasta el manierismo, período de máximo esplendor del dibujo.

La extensa colección de la Galería Albertina fue iniciada por el duque Albert von Sachsen-Teschen (1738-1822) y su mujer, hija de la emperatriz María Teresa, y ampliada por sus sucesores, y se conserva en el palacio ducal. Klaus Albrecht Schroeder, actual director de la Albertina, concibió la exposición de los maestros renacentistas y realizó la selección de las obras junto con Achim Gnann. Miguel Angel y su tiempo se presentó la pasada primavera en la Colección Peggy Guggenheim de Venecia, desde donde viajó a Viena para su exhibición en la sede de la Albertina antes de su presentación en el Museo Guggenheim de Bilbao, donde podrá visitarse hasta febrero del 2005.