Desde la etapa fauvista hasta sus últimos paisajes, el Museo Guggenheim de Bilbao muestra al Braque más completo y desconocido en una ambiciosa retrospectiva en la que reconstruye, a través de piezas fundamentales, su trayectoria artística. Organizada en colaboración con el Georges Pompidou de París, donde se pudo contemplar con anterioridad en una versión muy diferente a la de Bilbao, y patrocinada por la Fundación BBVA, la exposición coincide con el cincuenta aniversario de la muerte del artista, una de las figuras más destacadas de la vanguardia de principios del siglo XX.

Se trata, según la comisaria Brigitte Leal, de la más ambiciosa de las que se han podido ver en España. Así lo demuestran las 250 obras, entre ellas algunas de las obras maestras de Georges Braque (1882-1963), que forman el recorrido por las amplias salas del Guggenheim.

La comisaria ha montado un discurso cronológico que descubre nuevas facetas de un creador que a lo largo de su trayectoria fue pasando por diversas corrientes y movimientos artísticos. Además, fotografías, documentos, libros permiten poner atención especial a otras actividades de un artista que se sintió atraído por la música, el teatro o la literatura. En las ocho salas que forman el recorrido se pueden contemplar novedades, como la escenografía que realizaó para un espectáculo del Ballet Salade, en 1924.