Un desconocido cuadro religioso de Francisco de Goya, Inmaculada , ha sido descubierto en Málaga tras someterlo a diversos estudios, ya que la obra era atribuida hasta el momento al pintor Mariano Salvador Maella, coetaneo del genio de Fuendetodos, según informó el restaurador Paulino Giménez.

El diario La Opinión de Málaga dio ayer cuenta del hallazgo de la pieza, valorada en tres millones de euros, que pudo pintarse en torno al año 1781 cuando Goya decoró una cúpula de la Basílica del Pilar, según los resultados de los análisis químicos practicados a la pintura, para así determinar los pigmentos y aglutinantes de las capas de color originales y los repintes.

Para poder identificar al autor, se efectuaron estudios radiográficos, de pigmentos y pruebas de tejidos. "Hemos encontrado varias similitudes de este cuadro con otro de Goya de la misma época y hemos localizado una figura de las llamadas caras ocultas, un gato, que es una nube sobre la que se posa la Virgen", explicó el restaurador malagueño.

LABORIOSOS ESTUDIOS

El rotativo tuvo acceso al estudio químico de pigmento, aglutinantes y soporte realizado por el doctor en Ciencias Químicas Enrique Parra Crego, perteneciente al Laboratorio de Análisis para la Restauración y la Conservación de Obras de Arte de Madrid, que concluye que la preparación, materiales y soportes "son coherentes con la atribución a Francisco de Goya".

En este sentido, precisó que éstos coinciden con la preparación pictórica de dos piezas emblemáticas del insigne maestro aragonés, Madrid 2 de mayo de 1808 , conocida popularmente como La carga de los mamelucos , y Los fusilamientos del 3 de mayo .

El proceso de recuperación ha situado la fecha de elaboración de la pieza, probablemente, en torno a 1781, cuando Goya tenía 35 años, y ha establecido comparaciones con otras obras.

En esa época, el célebre aragonés iba a efectuar encargos importantes; en 1780 ingresó en la Academia de San Fernando para la que hará un Cristo crucificado, actualmente en el Museo del Prado; y el mismo año decoró una cúpula de la Basílica del Pilar de Zaragoza.

Numerosos detalles de esta Inmaculada se relacionan con la obra Asunta , que Goya pintó en 1781, sobre todo, la cara de uno de los ángeles y la sombra creada con la luz cenital proyectada sobre el brazo de la Virgen, que corresponden a esta nueva obra.

La historia de esta recuperación comenzó a principios de año, cuando las puertas del taller de restauración, pintura y dorado de Paulino Giménez se abrieron para recibir una pieza religiosa datada entre las postrimerías del barroco español y los albores del neoclasicismo.

El estado de conservación de este óleo sobre lienzo, de 170 x 113 centímetros, era lamentable, tanto por los efectos devastadores del paso del tiempo como por los numerosos repintes, que habían desvirtuado el modelo original del tema religioso que recoge.

Su propietario, un coleccionista particular cuya identidad no fue precisada, encargó la venta del lienzo, atribuido al pintor barroco Salvador Maella, con quien el aragonés compartió oficio, ya que ambos fueron pintores de cámara del reinado de Carlos IV.

La compra se hizo realidad y se procedió a una minuciosa recuperación del cuadro, que resucitó un Goya del que se desconocía hasta ahora su existencia.

Mientras el anterior propietario había estado durmiendo veinte años con un Goya sin saberlo, caía llovido del cielo para el nuevo dueño, que desde el viernes tiene el cuadro y que opta por el anonimato.

El anterior propietario conoció hoy con evidente disgusto este descubrimiento al ver el periódico meses después de haber vendido el cuadro.