A sus 82 años y después de haber dirigido más de una treintena de títulos, algunos de ellos fundamentales en el cine español, el oscense Carlos Saura considera que ahora "no es más difícil rodar" que cuando él empezó, y sobre su carrera reconoce que ha sido "muy egoísta" e hizo "siempre la película que quería hacer". Saura recibió ayer en el decimoséptimo Festival de Cine Español de Málaga el galardón Película de Oro por La prima Angélica (1973), un proyecto en el que "el problema fue todo el aspecto burocrático, pero toda esa parte trabajosa, pesada y aburrida la hizo Elías Querejeta", el productor, recordó en una entrevista con Efe.

La película se rodó "en una época en la que era espinoso todo y no se podía hablar de nada", y en la que cineastas como él intentaban "luchar contra un tipo de cine que estaba ahí anquilosado, en el que había películas interesantes y bien hechas, pero con temas trasnochados".

METÁFORAS DE LA REALIDAD "No se hablaba nunca de lo que pasaba en este país y en el mundo, de las relaciones con las personas, con la familia, con la Iglesia, con la religión o con la Policía, que eran tabúes". En sus películas, él intentaba hablar de esos temas "de una manera un poco metafórica", porque era el modo en el que le gustaba "contar historias".

"Hice Los golfos, que era una película muy realista, y otras como El séptimo día, La caza o Deprisa, deprisa, pero me gusta el tipo de cine en el que se utiliza más la imaginación, y que proyecta una realidad que da pie a una realidad más amplia de recuerdos, imágenes y futuro y pasado mezclados".

Sobre la aparición en La prima Angélica del personaje del actor Fernando Delgado escayolado con la mano extendida a semejanza del saludo fascista, Saura admite que era un "chiste" que incluyeron "con la idea de que lo iban a quitar seguro, pero la gran sorpresa es que nadie lo tocó". "En cambio, hicimos otra película que sí que era simbólica, Ana y los lobos, donde estaban la Iglesia, el Ejército y la Policía y el sexo, y es curioso que la vio Franco incluso y dijo: 'Déjenla pasar, porque no la entiende nadie'", recuerda entre risas.

Sobre el cine actual, cree que "ahora con una cámara digital y tres actores se puede hacer una película maravillosa, otra cosa es que después la vean o no", mientras que en sus inicios "era imposible entrar en el mundo profesional, y había que pasar unos años en ayudantía, en un proceso artesanal pesadísimo"

Saura dedica parte de su tiempo a "ir de aquí para allá" para recibir homenajes como el de ayer o los siete nombramientos como doctor honoris causa. "Por un lado, me gusta mucho, pero por otro me habría gustado que me hubieran hecho eso más joven. En el mundo siempre se glorifica a la gente cuando es mayor o cuando se muere, pero es mejor en vida todo", concluyó.