La actuación del rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, que cortó una oreja, y una faena intensa de Eduardo Gallo, aunque ésta sin remate con la espada, salvaron otra corrida, esta vez mixta ayer en San Sebastián, que como en la víspera estuvo al borde del abismo por el desastroso juego de los toros de a pie.

Dos toros de Carmen Lorenzo para rejones, buenos y aplaudidos en el arrastre; y cuatro en lidia de a pie de Javier Pérez Tabernero, grandes y mansones. Los cuatro prácticamente rajados aunque con matices, a excepción del cuarto que aun manseando se echó más para adelante y el tercero, que escarbó mucho, también se movió. De estos cuatro, los tres primeros, pitados.

Pablo Hermoso de Mendoza: medio rejón (una oreja); y dos pinchazos, rejón y tres descabellos (gran ovación). Juan Serrano Finito de Córdoba : tres pinchazos y estocada

(silencio); y cuatro pinchazos y dos descabellos (silencio tras un aviso). Eduardo Gallo: pinchazo, echándose el toro (silencio); y dos pinchazos y estocada (ovación en la despedida). La plaza se llenó hasta la cubierta en tarde calurosa dentro del recinto.

Otra corrida de desastre con un culpable: el ganado. Los toros de Javier Pérez Tabernero lo echaron todo por tierra. Los de Carmen Lorenzo para rejones fueron un alivio.