En abril de 1936, Hernando Viñes y su esposa Lulú Jourdain viajaron a Madrid. Luis Buñuel los alojó en su casa. El 12 de mayo, El Socialista publicó la convocatoria del acto de homenaje a Viñes, «figura destacadísima de la Escuela Española de París», que tendría lugar al día siguiente, 13 de mayo, en la Hostería Cervantes; la firmaban: Buñuel, Lorca, Alberto, Luis Lacasa, Alberti, Ugarte, Sánchez Ventura, Pepín Bello, Gustavo Durán, Neruda, Mª Teresa León, Concha Méndez, Altolaguirre, Guillermo de Torre, José Caballero, Ontañón, Alfonso Buñuel, García Maroto y Acario Cotapos. No todos acudieron al homenaje, al que se sumaron otros amigos. De aquel encuentro se conserva una fotografía gracias a la iniciativa de Pepín Bello. Un momento congelado e irrepetible, que el tiempo convertiría en histórico. Todos los comensales compartían la preocupación ante la complicada situación política que siguió a la victoria, por escaso margen, del Frente Popular, pero no sabían la terrible fractura que en apenas dos meses pondría fin a sus proyectos. Y para algunos, a sus vidas.

Unidos por afinidades políticas y culturales, los amigos se reunieron en torno al matrimonio Viñes. Un momento de celebración, que acabó convertido en la imagen del fin de una generación.

Hernando Viñes (París, 1904-1993), íntimo de Buñuel, a quien tanto ayudó desde que se conocieron en París en 1925, participaba activamente desde 1936, animado por Lulú Jourdain, en diferentes comités de apoyo a las iniciativas de su suegro Francis Jourdain, estrecho colaborador de la Internacional Comunista. Desconozco los motivos del viaje a Madrid del matrimonio Viñes, pero su compromiso político es coincidente con el de los intelectuales españoles en defensa del Bloque Popular, cuyo manifiesto leyó Lorca el 9 de febrero de 1936, en el café Nacional de Madrid, en homenaje a Alberti y Mª Teresa León. Se trataba de unir esfuerzos en defensa de las reformas social y educativa impulsadas en los primeros años del gobierno republicano.

LA FOTOGRAFÍA

En aquel ambiente de reivindicaciones y homenajes, el dedicado a Viñes ha pasado a la historia gracias a una fotografía que, más allá de permitirnos identificar a quienes asistieron, invita a cruzar sus trayectorias vitales y profesionales. La presencia aragonesa es importante. A la izquierda de Hernando Viñes, Pilar Bayona (Zaragoza, 1897-1979), que en la primavera de 1936 pasó una temporada en Madrid. Solía comer en casa de Buñuel, coincidiendo por tanto con los Viñes, y muchas tardes acudía a la Residencia de Estudiantes para tocar el piano. Alfonso Buñuel se encargaba de convocar a los amigos. Eran fijos Lorca, Pepín Bello, Ugarte, Pérez Páramo, Salazar, Neruda, los Morla, Acario Cotapos...; el resto del día, lo pasaba Pilar Bayona asistiendo a museos, exposiciones y conciertos en compañía de Alfonso Buñuel y Juan Pérez Páramo.

De pie, alrededor de la mesa, Alfonso Buñuel (Zaragoza, 1915-1961), que en ese momento estudiaba en Madrid, se ha integrado por completo en el grupo de nuevos amigos: no dudó en subirse en un taburete para la fotografía y apoyar su mano en el hombro de Lorca, cuyos planes conoce; eso al menos escribió a Seral y Casas: el poeta viajaría a mediados de mayo a México invitado por la Universidad.

A la derecha de Lorca, Juan Vicens (Zaragoza, 1895-Pekín, 1959), miembro del famoso grupo de la Residencia de Estudiantes, librero y bibliotecario, estrechó amistad con Viñes en París adonde viajó con Buñuel en 1925. En el momento del homenaje, Vicens era inspector de Bibliotecas Públicas Municipales de la Junta de Intercambio y de las Misiones Pedagógicas.

Junto a Vicens, Luis Buñuel en el centro, y a su lado Guadalupe Fernández, esposa de Honorio García Condoy (Zaragoza, 1900-Madrid, 1953), situado en el extremo derecho de la fotografía. Según recordó Lupe, se habían conocido en 1928, durante una fiesta en Zaragoza y se casaron en 1935, en Roma, donde residían tras ganar el artista el Gran Premio de Roma. De paso por Madrid no dudaron en acudir al homenaje a Viñes. A la izquierda de Honorio, Rafael Sánchez Ventura (Zaragoza, 1897-Lisboa, 1984), un «residente» más a pesar de no vivir en la Residencia de Estudiantes. Siempre en todo y atento a todo; y siempre en segundo plano. De perfil.

En primera fila, sentado en el suelo, don José Bello, Pepín Bello, (Huesca, 1904-Madrid, 2008), amigo cómplice y testigo de la historia.

LOS DEMÁS

Apenas hay espacio en este Visor para atender a todos quienes acudieron a aquella cita; sirva una breve mención. De pie. José Caballero (Huelva, 1915-Madrid, 1991) participó en La Barraca, invitado por Lorca, e hizo amistad con Neruda, Alberti, Miguel Hernández, Luis y Alfonso Buñuel. A su lado, Eduardo Ugarte (Fuenterrabía, 1901-México, 1955), escritor, escenógrafo y responsable con Lorca de La Barraca. Sigue la bailarina alemana Eva Tay, colaboró en la revista Brisas durante su estancia en Mallorca y se hizo famosa por su «poesía bailada», un espectáculo en el que expresaba con gestos poemas de Lorca o Alberti que Margarita Muntaner recitaba.

Junto a ella, el musicólogo Adolfo Salazar (Madrid, 1890-Ciudad de México, 1958), y los ya citados Alfonso Buñuel, Lorca, Vicens, Buñuel y Lupe Fernández; y el músico chileno Acario Cotapos (Valdivia, 1889-Santiago de Chile, 1969), asiduo de los conciertos de Pilar Bayona en la Residencia, de las tertulias en casa de los Morla, y amigo de Neruda. Junto a Cotapos, Alberti que, con Mª Teresa León, recibieron su propio homenaje el 9 de febrero; Guillermo de Torre (Madrid, 1900-Buenos Aires, 1971), co-fundador de La Gaceta Literaria, órgano de expresión de la Generación del 27; el poeta Miguel Hernández (Orihuela, 1910-Alicante, 1942), colaborador de las Misiones Pedagógicas y asiduo de la Casa de las Flores de Neruda, entonces cónsul de Chile en Madrid, de quien nunca se separó. Tampoco en esta fotografía. Neruda apoya su mano en Sánchez Ventura. Casi oculta por un sombrero, María Antonieta Hagenaar, mujer de Neruda. Y Honorio.

Sentados a la mesa. El escultor Alberto (Toledo, 1895-Moscú, 1962), vocal del Patronato de Misiones Pedagógicas; Delia del Carril (Polvareda -Argentina-, 1884-Santiago de Chile, 1989), La Hormiguita, amante de Neruda. Junto a Lulú Jourdain, Mª Teresa León (Logroño, 1903-Madrid, 1988), «la cola de un cometa» la llamaron; y a su lado, el músico Gustavo Durán (Barcelona, 1906-Atenas, 1969), a quien Alberti y León convencieron en el afianzamiento de su compromiso político. Y Ángela Jiménez Blanco, esposa de José María Dorronsoro, afiliada al Partido Comunista.

Un asistente no identificado ocupa la primera fila. ¿Miguel Benítez Inglott? En sus notas, el músico canario escribió: «Vi a Lorca por última vez, allá por el mes de mayo de 1936». A su lado, el jefe de publicidad de la Metro, Domènec Pruna (Barcelona, 1907-Sant Antoni de Vilamajor, 1974), hermano de Pere Pruna a través de quien conoció a Viñes; y el dibujante Enrique Hortelano. Y Pepín Bello y el escenógrafo y dramaturgo Santiago Ontañón (Santander, 1903-Madrid, 1989), cuyos recuerdos permiten recuperar tantas historias.