Recuperar un «capítulo muy poco conocido de la historia de nuestro cine» como es el rodaje de los spaghetti westerns en Barcelona, Aragón e Italia. Con ese objetivo pergeñó Goodbye Ringo su director Pere Marzo, que se basa en los Estudios Balcázar y en «ese espacio mágico que crearon a unos kilómetros de Barcelona, Esplugas City». El propio cineasta presentó ayer la producción, que se podrá ver esta noche en la Filmoteca de Zaragoza a las 20 horas, en la capital aragonesa. En el acto estuvo acompañado por el jefe de producción de Aragón TV (cofinanciadora del trabajo), Jaime Fontán; el gerente del Patronato de las Artes Escénicas y de la Imagen de Zaragoza, Víctor López; y uno de los productores ejecutivos, el aragonés Víctor Forniés.

En 1964, a escasos kilómetros de Barcelona, «entre fábricas prácticamente» se construyó el poblado Esplugas City que «acoge en la siguiente décadas multitud de rodajes en la época dorada de los Estudios Balcázar», explicó Pere Marzo, que también señaló la importancia aragonesa: «Las escenas de exteriores se rodaban en Aragón y, de hecho, en Candasnos se construyó un rancho como decorado permanente... Queríamos recuperar esta historia que ha desaparecido del imaginario colectivo, una historia de un cine que teníamos a muy pocos metros y, sin embargo, seguimos hablando más del que se hace muy lejos».

Para contar esta parte ocultada por el paso de los años y reivindicarla frente a otras que se han instalado en la memoria de la gente como los spaghetti western de Almería, Pere Marzo ha optado «no por contarla desde fuera sino que dedicí hacerlo como un homenaje y eso pasaba por darle voz a las personas que vivieron aquello, a sus historias personales», afirmó un director que apela también al componente emocional de aquella manera de trabajar: «Era un cine muy artesanal, de oficio... mucha gente aprendió el oficio allí y también queríamos retratar ese mundo que tanto ha cambiado». Para ello, la producción, además de las entrevistas, incluye imágenes de archivo y de películas que allí se rodaron «para conformar el material de lo que fue aunque nos ha sido muy complicado, en algunos caso, encontrar copias, muchas de ellas desparecieron».

En Esplugas City se rodaron como películas más destacadas, Una pistola para Ringo y El retorno de Ringo, ambas de Duccio Tessari y por las que coge el título el documental, y El yankee, de Tinto Brass, «auténticos bombazos de taquilla», recordó Pere Marzo que tampoco se quiso olvidar «de una joyita que muy poca gente conoce, Los profesionales del oro».

En 1972, a pesar de la gran cantidad de rodajes que había acogido, la luz de Esplugas City se apagó: «Después del boom que tuvo el género (se rodaron más de 500 películas en apenas 10 años), entró en una decadencia por puro aburrimiento y eso empujo al cierre sumado a una gran crisis económica». Pero hasta para su final, había preparada una gran sorpresa: «En lugar de desmontar el poblado sin más, decidieron quemarlo y dinamitarlo y que esta fuera la escena final de la última película que se rodó allí. De esa forma quedó inmortalizado para siempre», desveló Pere Marzo.

Pero, ¿por qué ha quedado en el olvido todo lo que rodea a Esplugas City? «Su desaparición absoluta ayudó... En Almería, mantuvieron los poblados en los tiempos en los que estaban denostados y eso les permitió después recuperar la memoria, aquí se parte de la nada absoluta. Y, por otro lado, no hay que olvidar que era lo que se llamaba cine comercial y para mucha gente, por eso mismo, no hay que conservarlo ni preservarlo. ¡Pero es un cine de entrenimiento que arrastraba a la gente y movía masas!», reivindicó el director que también apeló al factor suerte: «No se rodó un título que perdudara en la historia. Le llamaban Trinidad (con Terence Hill y Bud Spencer) estuvo a punto de rodarse allí pero al final no hubo acuerdo entre productoras».

Goodbye Ringo ha sido premiada ya, entre otros lugares, en el Festival de Sitges y, después de Zaragoza, visitará Roma y Gales: «Teníamos clara que era una apuesta por trascender el localismo porque es una producción que habla de los sueños, las ambiciones, las frustraciones... No se aborda tanto la forma de hacer las cosas sino todo lo que hay detrás, retrata la vocación cinematográfica», concluyó Pere Marzo.