El Archivo Municipal de Huesca ofrece a todos los amantes de la historia un viaje hasta 1651, año en el que una fuerte epidemia de peste asoló Huesca. Durante los años 1651 y 1652, la ciudad puso en marcha todo tipo de recursos para atajar esta epidemia, en la que además se encuentra el origen del Tota Pulchra.

Toda la documentación histórica, incluso archivos inéditos, se puede consultar en la web municipal en el siguiente enlace: https://www.huesca.es/areas/archivo-historico/la-peste-en-huesca-1651, informa el consistorio oscense en una nota de prensa.

Entre los documentos que se pueden ver en esta documentación especial preparada por la archivera municipal, María Jesús Torreblanca, se encuentra el Pregón de Aislamiento en el que la ciudad establece la expulsión de los llegados de otras tierras y prohíbe a los oscenses salir de la misma. No tiene fecha concreta, pero está recogido en un libro de actas de los años 1651 y 1652.

También se puede acceder a documentación que explica cómo, una vez desencadenada la infección, la ciudad reacciona recurriendo a sus médicos y a sus estructuras sanitarias y endureciendo sus medidas de aislamiento: alejamiento de las personas, vigilancia de las fuentes de agua potable, cierre de escuelas…

Incluso hay archivos que reflejan normas para atender a los enfermos, otros que señalan la necesidad de desinfectar la ropa de cama e incluso se pueden ver documentos de los boticarios en los que explican con qué principios elaboraban los medicamentos.

Poco a poco, la enfermedad fue cediendo. Como explican desde el Archivo Municipal gracias a toda la documentación que se conserva, la magnitud del mal y la impotencia de los hombres ante la peste obligaron a recurrir a la intervención divina. Al final, un juramento de fidelidad a la Inmaculada en 1651 cerró el proceso de la ira de Dios. En esta intervención divina está, precisamente, el origen del Tota Pulchra.

En realidad, el contagio se dará por acabado de forma oficial el 13 de abril de 1652, pero las procesiones y las acciones de gracias ya habían comenzado anteriormente. El acto de conclusión de esta epidemia tiene lugar el 29 de agosto de 1652, cuando se manda celebrar solemnemente, como un día de difuntos adelantado, el funeral por todas las víctimas de la pestilencia.

El Tota TotaPulchra, víspera de esa festividad mariana. Se trata de una rica liturgia en la que se congregan un gran número de oscenses, así como las instituciones de la ciudad que desde el siglo XV mantienen el voto a la Inmaculada Concepción: el Cabildo catedralicio, la Corporación Municipal y el claustro de profesores del Instituto de Enseñanza Secundaria Ramón y Cajal de Huesca, heredero de la Universidad Sertoriana desde la desaparición de ésta en 1845. El oficio toma el nombre del canto Tota Pulchra es, María.