La Danza de las Espadas puso ayer en movimiento a los oscenses al punto de la mañana. Eran las 8.30 horas cuando la banda de música de Huesca comenzó a tocar ante una plaza abarrotada de gente que esperaba desde la madrugada para ver a los Danzantes. Era el inicio del día grande de las fiestas de San Lorenzo y nadie se lo quería perder.

Eso sí, ante de empezar a bailar, en el interior de la basílica, la jornada ya había comenzado para los 27 danzantes, que fueron nombrados Cofrades de Honor de la Cofradía de Caballeros de San Lorenzo. En el palo de las fiestas colocaban un corbatín rojo que se suma a otras distinciones que han recibido durante toda su historia.

Luego, ya en la calle, tras las Espadas se sucedieron el resto de los dances, los Palos, las Cintas, los Palos Nuevos, el Degollau y por último, de nuevo, las Espadas, ante la emoción de los presentes. Este año, además, cuatro danzantes han celebrado sus bodas de plata, Jorge Baja, Lorenzo Ara, Enrique Campo, y Abraham Belenguer.

Tiene el día grande de San Lorenzo la peculiaridad de tornar por completo el ambiente festivo. Si el día del cohete la juerga y el vino dan un toque gamberro a la fiesta, el día grande, al menos la mañana, es más reposado. Las gentes visten de blanco inmaculado, con su pañuelo verde, mudados para una fiesta de gala. Todo es más serio, pero no por ello menos emotivo, al revés. Es un día para las tradiciones, para los recuerdos y para sentirse oscense hasta la médula.

Y es que tras los danzantes llega la procesión. Un acto en el que participan cientos de oscenses para recorre el centro de Huesca. Una comitiva que ayer, por primera vez, pasaba por el recién renovado Coso ante la atenta mirada de numerosos oscenses que querían acompañar al patrón de la ciudad en su recorrido por las calles de la capital oscense.

Tras la actuación de los danzantes, el busto del patrón salía puntual de la basílica de San Lorenzo hacía la plaza la Catedral. En el Ayuntamiento, como es tradición, les esperaban las autoridades civiles. Este año participaba en el acto la presidenta de la comunidad, Luisa Fernanda Rudi.

Una vez reunidos todos frente a la Catedral, la procesión comenzaba su regreso, de nuevo, hacía San Lorenzo. Toda la sociedad oscense estaba representada en el séquito. Todos, incluidas las mairalesas, que no quisieron perderse la mañana luciendo sus trajes regionales.

REGALO REIVINDICATIVO Otro acto tradicional que no faltó a la cita, en la costanilla de Santiago, fue la entrega a las autoridades de un obsequio reivindicativo. En esta ocasión, era un folleto conmemorativo del 50 aniversario del hermanamiento entre Huesca y Tarbes, en el que se hacía una comparación de las dos ciudades y se pedía a los franceses la receta para mejorar aspectos de la ciudad de Huesca, como el urbanismo, hostelería o comunicaciones.

La procesión finalizaba con la vuelta a la plaza de San Lorenzo, con la esperada entrada del busto del Santo y de los Danzantes en la basílica, donde se celebró la tradicional Misa Pontifical en su honor, que fue presidida por el Obispo de Huesca, Julián Ruiz.

Después, el vermú. Que tampoco puede faltar en el día grande. Y por la tarde a los toros y a volver a engancharse al punto divertido de la fiesta. Eso sí, con cautela, pues todavía quedan cinco días y hay que disfrutarlos todos.