La igualdad de género real y efectiva se resiste a llegar a los museos aragoneses. La mujer artista ha mejorado en el último año su presencia en las salas, pero este aumento es en cierta manera engañoso porque se debe casi en exclusiva a su mayor participación en las exposiciones colectivas. De hecho, las individuales siguen priorizando la figura de los artistas masculinos, una tendencia que habría que cambiar si se quiere acabar realmente con la brecha de género en el mundo del arte. Así se desprende del segundo informe del Observatorio de género en las artes visuales en Aragón, realizado por la Asociación cultural Nómadas por la Creación y la galería zaragozana La Casa Amarilla. Según el estudio, de las 324 mujeres artistas que expusieron su obra entre septiembre del 2018 y junio del 2019, un total de 265 lo hicieron en exposiciones colectivas (82%) y solo 59 (18%) en individuales.

«Es justo decir que hemos mejorado algo en la comunidad porque la presencia de las artistas en cualquier tipo de sala ha sido del 40% (frente al 33% de la temporada anterior), pero todavía queda mucho por hacer», destaca la directora de La casa amarilla y coordinadora del observatorio, Chus Tudelilla, que recuerda que el 40% se considera el mínimo en criterios de igualdad. El olvido de la mujer a lo largo de la historia del arte evidencia que ese porcentaje ha estado a años luz y que, aún en pleno siglo XXI, cuesta mucho alcanzarlo.

La leve mejoría registrada en cifras globales a lo largo de la temporada pasada en la comunidad también se ha percibido, aunque muy tímidamente, en las exposiciones individuales. En el curso 2017-2018 la presencia de las mujeres fue del 34%, mientras que en el anterior fue del 39%.

Sin embargo, el mayor incremento se ha producido en las colectivas, donde la presencia de la mujer ha pasado en un año del 29% al 46% (ver gráfico). «En general parece que el destino de un hombre artista es una muestra individual y el de una mujer acompañar a otras en una colectiva», lamenta Tudelilla, que este martes ha presentado el informe en La casa amarilla, un acto al que ha asistido la directora del Instituto Aragonés de la Mujer, María Goikoetxea.

Los responsables del observatorio advierten de una situación que podría convertirse en «un riesgo». Así, subrayan que la mejora registrada en el último año «ha sido inducida políticamente con la intención de obtener un resultado rápido, pero con el riesgo de que esa tendencia sea coyuntural y esté expuesta a cualquier cambio político». «La temporada pasada expusieron 151 mujeres más que la anterior, pero casi 100 de ellas lo hicieron en exposiciones colectivas cuyo único objetivo era reunir a artistas del género femenino», explica Tudelilla, que ejemplifica que no es habitual programar una muestra fotográfica solo de hombres simplemente por el mero hecho de serlo.

Sin duda, visibilizar la obra de las artistas en esas exposiciones es mejor que nada, pero Tudelilla aboga por «dar un paso más». «No se puede reducir el discurso de una muestra solo al título porque es una razón muy frágil; sería mejor aunar criterios por las cosas en común que pueden tener diferentes artistas, independientemente de su sexo», incide.

Para que las mujeres accedan también a las exposiciones individuales, Tudelilla apuesta simplemente por que los programadores atiendan también a su obra, «igual o mejor que la de los hombres». «Hay mujeres con un trabajo de gran calidad que son olvidadas, mientras hay obras mediocres ocupando las salas sin ningún problema», indica Tudelilla, que aboga por mirar desde un punto de vista cualitativo y no cuantitativo. «A veces los programadores se dejan llevar por la rutina y por lo fácil; si nos fijamos en los últimos cinco años, hay muchos nombres de artistas que se repiten en diferentes ciudades y museos», asegura.

Como ya se ha comentado, el sector público intentó dar ejemplo el curso pasado. Sobre todo el Ayuntamiento de Zaragoza, que ha influido de forma determinante a mejorar el grado de igualdad general. Así, la presencia de mujeres artistas en sus salas pasó del 33% al 52%, mientras que la evolución en los centros de la DGA fue mucho menor (del 27% al 33%). Destaca por ejemplo la nula participación femenina en la programación del Museo de Zaragoza o que entre esta última sala, La Lonja y el Ibercaja-Camón Aznar solo hubiera una exposición individual femenina.

Por su parte, las salas privadas se mantienen en unos niveles muy similares al año anterior (en torno al 40%).

No es el mercado el que impone a los hombres

Como ya quedó demostrado en el primer observatorio de género presentado hace algo más de un año, las salas privadas no se encuentran especialmente mal posicionadas en materia de igualdad: la presencia de mujeres artistas en la temporada 2017-2018 fue del 40% y en la pasada del 37%. «Eso confirma que no es el mercado el que impone la selección de hombres en una programación, como desde algún planteamiento se indica, porque si así fuese las galerías deberían estar más condicionadas por criterios economicistas», subraya la coordinadora del informe Chus Tudelilla. Sobre el hecho de realizar una exposición individual o colectiva, la directora de La casa amarilla apunta que hay «una gran diferencia» a efectos prácticos. «Que te programen una individual puede revalorizar tu obra y conllevar mejoras en el ámbito comercial; de ahí la importancia de que más mujeres accedan a esas muestras», explica. Para elaborar el informe se han analizado las 183 exposiciones realizadas en 37 espacios públicos y privados: museos como el Pablo Serrano, el CDAN, o el Pablo Gargallo, salas públicas como el Centro de Historias o La Lonja, y privadas como CaixaForum o la Caja Rural de Aragón.