Cannes ha seleccionado películas bien dispares para su gala inaugural. La elección siempre ha estado acompañada de la presencia de estrellas que garanticen el glamour sobre la alfombra roja. Penélope Cruz y Vicent Pérez fueron el reclamo del año pasado con el remake de Fanfan La Tulipe; Woody Allen, en el 2002, con Hollywood ending, y Nicole Kidman y Ewan McGregor, en el 2001, con Moulin Rouge. Fanfan La Tulipe es una nueva versión de la cinta rodada por Christian-Jacque en 1952 con Gerard Philippe y Gina Lollobrigida. En su estreno en Cannes, al lado de Penélope, Pérez, el director Gérard Krawczyk y el productor de la película, el afamado realizador francés Luc Besson, parecían invitados de piedra. La actriz acaparaba la trayectoria de las cámaras, aunque el filme no convenció. Woody Allen, en cambio, entusiasmó al público con este filme protagonizado por un director en declive. Moulin Rouge provocó reacciones contrapuestas. El musical del realizador australiano Baz Luhrmann cosechó aplausos y reproches por igual. El festival sabe que con Almodóvar, el aplauso está garantizado.