LA MÚSICA DEL SILENCIO

AUTOR Patrick Rothfuss

EDITORIAL Plaza & Janés

TRADUCCIÓN Gemma Rovira

PÁGINAS 128

"Al despertar, Auri supo que faltaban siete días". Cuando uno devora el arranque de La música del silencio sabe mucho, pero ignora aún más. Sabe, por lo anunciado y por el prólogo, que esta "extraña" nouvelle no es aún el cierre de la exitosa trilogía iniciada con El nombre del viento y continuada con El temor de un hombre sabio. Sabe, además, que es el spin off de un personaje nacido en ella, la misteriosa Auri, pero que no hay en esta nueva obra ni una referencia directa al protagonista Kvothe. Y sabe, en fin, que si no ha leído ambas entregas no se va a enterar de mucho. En resumen: ¿se ha vuelto loco Patrick Rothfuss?

Porque el lector de La música del silencio, para colmo, irá sabiendo poco a poco que en las treinta mil palabras de esta historia sobre una semana en la vida de Auri no hay diálogos, ni aventuras, ni conflictos. Admite el autor en su nota final, que lo más parecido a una escena de acción son las páginas en las que Auri fabrica jabón. Jabón de besar, por añadidura. Y todo, en un mundo con leyes propias denominado Subrealidad. ¿Se han vuelto locos también sus editores?

La respuesta es tan sencilla de enunciar como difícil de explicar: no, ni Patrick Rothfuss ni sus editores han perdido el juicio. Al contrario. La música del silencio es una pequeña exquisitez, una joya frágil y delicada que merece más de una lectura y que vuelve a probar que el creador de Kvothe es el mayor mago de las palabras de la fantasía actual, un narrador hiperdotado que aúna la potencia iniciática de J. K. Rowling, la capacidad evocadora de Ursula K. Le Guin y la elegancia poética del mismísimo Ray Bradbury. Junto a Brandon Sanderson y George R. R. Martin, en fin, Patrick Rothfuss forma hoy un podio para la historia. Y esta novela corta tan llena de regalos no hace más que auparlo en él.

ESPERANDO AL AMOR Excelentemente traducida, La música del silencio es cautivadora porque Auri, la joven que habita una dimensión paralela en la Universidad de Imre, cautiva con el misterio de su dañada pero infatigable personalidad. Mientras aguarda sin citarlo a Kvothe, esta exalumna recorre, revisa y renombra en la novela los túneles de la Subrealidad, con espacios tan plagados de mensajes arcanos como Manto, Brincos, Obrador, Guardamangel o Tenimiento. Acompañada por Foxen, su luz viva en los túneles, el tímido y desconfiado "duendecillo lunar" que es Auri --según Kvothe en El nombre del viento-- se dedica con su poco invasiva magia a mantener el mundo en orden, aunque sin explicarlo, y también a buscar un regalo para cuando llegue su amor platónico, el objeto de sus revelaciones en la futura Las puertas de piedra.

No ocurre mucho más, no al menos que pueda resumirse. Porque ocurre que Rothfuss emociona, y convence, pero lo hace sin épica ni pirotecnia. Quizá por ello este libro no guste a quien espere códigos de género. Porque el autor innova, sí, y elude fórmulas, pero todo está en él, parafraseando a Auri, donde debe estar. Será cuestión de sigaldría.

Dicho de otro modo: ya le hubiera gustado al gran, al inmenso, al mítico Tolkien crear un solo personaje femenino que llegara a la frágil Auri a la suela de sus pies desnudos...