Todos sabemos que, en general, la información escrita que acompaña a los artilugios fabricados por esas tierras de Dios se caracteriza por un pavoroso empleo del idioma castellano. Entras en un bazar de todo a cien y se te ocurre comprar, por ejemplo, un reloj despertador fabricado en Taiwan. Llegas a casa, despliegas la hojilla de instrucciones, te pones a leerla y empieza a entrarte un sudor frío: "tire la tapa para colocar las pilas", "alarma crescendo dos minutos", "alanna uno, alanna dos", "opciones de pantalia" y, ay, madre, "activar de nuovo la sefial", "pulse la tecla tres segundos y sucitela"...

Total, que, como al día siguiente no quieres perderte el autobús mañanero para Jaca y tienes graves y fundadas dudas de que hayas entendido bien el intrincado papelajo, pasas la noche en vela encendiendo la luz cada veinte minutos para consultar otro reloj. (Si conoces algún otro idioma, el problema se atenúa: también te ofrecen versión en Alemán).

En descargo de su redactor, debemos comprender lo difícil que ha de ser para los orientales el apañarse en nuestra lengua. Póngase usted a instruir en chino qué hay que hacer para que un despertador suene a las seis y veinte de la mañana. ¿Dificilillo, no? Pues eso.

Menos perdonable es cuando un escrito parido dentro de nuestras fronteras iguala al de arriba en desaliño y torpeza. Y menos aún cuando se trata de una multa de tráfico por estacionamiento indebido, de la que, aunque no te haría gracia alguna ni rimada en coplas festivas, habría que esperar que estuviese correctamente escrita.

El señor Jefe de la Policía Local de Salou, Tarragona, España, como "instructor del procedimiento sancionador", tiene el gusto de remitir a mi domicilio una corta y espesa nota pródiga en coladuras: cinco adjetivos demostrativos acentuados, Llobragat, efector previstos, reacído (¿recaído?), matrículo, Tesoriaría, sgg como abreviatura de siguientes, puntos suspensivos con sólo un par de ellos, de conformidad al (¿con el?) art. 77.2, librar (?¡) el importe, una tilde con inclinación contraria... Puesto a elegir, yo me quedo con las "intruciones por relojs despertadoles".Enojan menos, puñeta.