-El robo de las campanas de Santiago por parte de Almanzor es el hecho histórico en torno al cual gira la novela ¿qué importancia estratégica tuvieron en la época?

-Tenían una importancia estratégica y simbólica importante. Las campanas de Santiago eran la voz del apóstol Santiago y la voz de Dios, porque para los musulmanes las campanas eran la voz del dios cristiano. Las prohibieron en la península. Y el apóstol Santiago no solo era uno de los grandes personajes de la cristiandad, un apóstol de Jesucristo a quien los cristianos consideraban Dios, sino que era también el capitán de la gesta cristiana, ya se encomendaban los guerreros cristianos antes de entrar en batalla. En consecuencia, llevar sus campanas a hombros de cautivos cristianos y además convertirlas en lámparas destinadas a alumbrar la mezquita de Córdoba era un ejercicio de humillación verdaderamente gigantesco. Destinado a desmoralizar cualquier resistencia cristiana.

-La historia sigue a Tiago, apresado para trasladar las campanas, ¿qué peligros podía encontrarse un viajero por aquellos caminos?

-Un viajero libre y protegido se podía enfrentar a todo tipo de peligros, bandidos, hambre, enfermedades. Uno que viajaba en una cuerda de cautivos, sometido a todo tipo de penalidades y tratado peor que el ganado, era una travesía verdaderamente infernal.

-¿Por qué este saqueo fue determinante para la Reconquista?

-Porque marca el momento de máxima opresión por parte de los territorios cristianos y el momento de mayor esplendor para Al Andalus. Si en ese momento los territorios cristianos, el reino de León, los condados pirenaicos, el condado de Barcelona, etc, hubieran sucumbido totalmente seguramente el devenir de la historia habría sido distinto. A pesar del poderío formidable de Almanzor, estos territorios cristianos nunca terminaron de someterse, pagaban tributos pero luego se levantaban y rebelaban otra vez, eran asolados y la historia volvía a empezar. Esto mientras vivió Almanzor, luego las cosas cambiaron. Algunos personajes históricos son determinantes, Almanzor lo fue. La historia de España fue diferente antes y después de él.

-Además de Almanzor, ¿qué otros personajes históricos intervienen en la novela?

-De los personajes históricos quien tiene más relevancia es Almanzor, luego también aparece el rey de León, que era un rey insignificante.

-¿Cuáles fueron sus fuentes de documentación?

-Yo soy novelista, no accedo a las fuentes originales. Sí que he manejado varias biografías de Almanzor, también sobre las 56 campañas que llevó a cabo. La historia de España de don Claudio Sanchez Albornoz y la Historia del Reino de Asturias, que es fascinante, las he leído; bibliografías sobre el Reino de León, ensayos históricos... Aunque sí, para este libro y los anteriores, he leído traducciones de la crónica rotense y de la crónica mozárabe, que recogen el espíritu con el que los cristianos afrontaron la conquista y la reconquista.

-¿Encontró pasajes que desconociera y que finalmente tengan cabida en ‘Las campanas de Santiago’?

-Desconocía casi todos. Cuando me pongo a escribir una novela histórica elijo un periodo, un acontecimiento y a partir de ahí me pongo a investigar. Por eso comparo mis novelas con máquinas del tiempo, elijo un tiempo, fabrico mi novela y recorro históricamente esos periodos.

-La novela pone en contraposición dos formas de sociedad y de concebir la vida, la cristiandad en Santiago de Compostela y en Córdoba.

--Tampoco lo eran tanto, las religiones estaban enfrentadas, se toleraba la existencia de otra religión pero se obligaba a quien la profesaba a pagar onerosos tributos a limitar muchísimo sus posibilidades de culto en un bando y en el otro. Las formas de vida no eran tan distintas, Cordaba estaba más evolucionada, en su momento de máximo esplendor, pero había esclavitud en ambas partes, más en Al Andalus porque era más fuerte. Las cacerías humanas para llevar esclavos al sur eran algo constante.

-También sigue la aventura de Mencía, la mujer de Tiago, que recorre la costa asturiana, donde solían asentarse pueblos vikingos.

-Esa parte es más legendaria. Es verdad que en aquella época hubo incursiones vikingas, lo que yo narro, ocurrió, pero el hecho de que haya enclaves vikingos en la costa asturiana forma parte de la leyenda.

-¿Qué le atrajo de este periodo para que estuviera en su novela?

-He escrito mucho sobre la Reconquista. Es una epopeya que me fascina por ser determinante para la historia de España. La idiosincrasia de Castilla y Aragón, de gente libre que se ganaba la libertad arriesgando su vida en el combate. Eso es único de España, no pasa en otros países. Esa lucha secular para recuperar la identidad y el territorio. Nos enseña que cuando terminamos unidos por un objetivo común hacemos grandes cosas y cuando no, fracasamos.