Centrado en las grandes purgas de Stalin entre 1937 y 1938, cuando en realidad «no existía ninguna amenaza», Harris explica el uso de la violencia en el marco del conjunto de la revolución. «Los bolcheviques habían llegado al poder en 1917, en medio de la gran guerra, la ocupación alemana, las deserciones en masa y el desorden social generalizado», rodeados de peligros que entonces eran muy reales y generaron un sistema de información y represión.