Zaragoza es una de las ciudades de Europa que antes mantuvo relación con el lejano Oriente. Antes de que Marco Polo viajara a China, en la Aljafería ya había cerámica proveniente del país asiático. Esta especial relación entre ambas culturas es lo que quiere mostrar la exposición Ex oriente, que se inauguró el lunes en el Paraninfo de Zaragoza. «A pesar del desarrollo actual de los medios de comunicación y de la globalización que ha permitido que haya un mayor conocimiento de las culturas de Japón y China, en Occidente todavía existe una fascinación especial por aquellos países algo extraños lejanos y desconocidos», aseguró ayer Elena Barlés, comisaria de la exposición junto a David Almazán.

La colección está formada por 100 piezas, la mayoría de las cuales están realizadas por europeos que se inspiraron en el arte o las tradiciones japonesas, o pretendían explicarlas. Entre el material expuesto hay una serie de grabados propiedad de la colección privada de Almazán, cerámicas y objetos variados, mapas y una serie de libros que aportan la visión de Occidente en aquella época sobre China y Japón. También se exhiben una serie de piezas, entre las que destacan un buda y la funda de una pipa para fumar tabaco originarias de Oriente, que ponen el contrapunto realista a esta exposición sobre estas culturas milenarias. Estas obras son propiedad de la Fundación Federico Torralba.

PIEZAS ÚNICAS

Entre los elementos más interesantes que se pueden ver, destaca la imagen de un Cristo en metal que los japoneses utilizaban para delatar a los cristianos una vez se prohibió esta religión en el país nipón en el siglo XVI. Entre los primeros viajeros a la isla hubo un montón de jesuitas y evangelizadores que trataron de expandir el catolicismo por Japón, y tras el veto fueron perseguidos. El procedimiento para inculparles era obligar a los sospechosos a pisar crucifijos o imágenes de Jesús, como la que se muestra en la exposición, y aquellos que no querían o no se atrevían eran procesados y torturados. Almazán destacó precisamente que parte de los libros sobre Oriente que se exponen hablan del sufrimiento de los mártires en el archipiélago y las torturas a los religiosos europeos.

Los propios comisarios destacaron especialmente uno de ellos, ya que es una de las primeras ilustraciones que llegó a Europa sobre el harakiri, el ritual de honor de los samuráis mediante el cual se clavaban a sí mismos una espada para resarcir sus errores. En la imagen, se puede contemplar a un soldado nipón suicidándose rodeado de compañeros que ya han sido decapitados después de auto ensartarse. Según Almazán, estos grabados son muy relevantes ya que fue en la edad moderna cuando «se empezaron a usar imágenes para transmitir conocimiento. Esto es el precedente de internet y la globalización».

La exposición se divide en dos estancias: la sala África Ibarra y la biblioteca, ambas en el Paraninfo. La muestra se completa con una exhibición de libros en la biblioteca María Moliner, 150 Años, 150 Libros. Tratado de 1868: Los cimientos de la amistad Japón-España, en la que se pueden ver un libro de cada año desde 1868 hasta la actualidad. Se podrá visitar hasta el 30 de junio.