La doble personalidad de Javier Conde, por un lado desmotivado y precavido, y por otro de actitud y formas sublimes, alborotó ayer La Maestranza, pitado en un toro y a punto de cortar las dos orejas en su segundo si no falla a espadas. En el festejo también destacó el buen toreo de César Jiménez, que también falló con los aceros.

Se lidiaron ejemplares de Juan Pedro Domecq, discretamente presentados, nobles, pero escasos de fuerzas y de raza. Sirvieron de verdad solo segundo y cuarto.

Javier Conde: estocada corta (pitos); y estocada y cinco descabellos (aviso y vuelta tras petición mayoritaria de oreja).

César Jiménez: pinchazo y estocada arriba con derrame (gran ovación tras petición minoritaria); y estocada (silencio).

José María Manzanares: pinchazo y estocada (silencio); y estocada (silencio).