Como lo más delicado del mundo puede con lo más duro y lo que no tiene sustancia penetra donde no hay espacio, Javier Joven ha hecho suyo el término wu wei de la filosofía tahoísta para trasladarlo a su obra artística y plantearse los motivos de su arte. "Es un concepto que tiene que ver con la quietud creativa, con el hecho de dejar que la naturaleza se desarrolle según su curso y actuar sin forzar las situaciones", arranca el artista zaragozano hablando sobre su último proyecto No acción, que se expone en el Espacio en blanco de la Universidad San Jorge hasta el 10 de junio. "¿Cómo he llevado este concepto a mi obra? Dejándome pintar, intentando no gobernar demasiado mi cerebro y que, de alguna manera, fluyera la pintura sola. En definitiva, dar naturalidad a la acción de pintar".

De ahí ha salido un enorme acrílico sobre lienzo de 8 metros en el que Javier Joven ha volcado su silencio interior ("se trata, en cierto modo, de escucharse y, a raíz de ahí, crear"), fotografías, dibujos digitales, un vídeo y una performance, que es todo lo que se puede ver en la exposición. Precisamente, ahí, en las performances que empezó a realizar en Villalengua (el pueblo de su padre al que ha querido volver buscando sus orígenes) nació todo el proyecto. "Empecé a jugar con las máscaras, con la naturaleza y el frac que no pegaba nada ahí... Vi que funcionaba estéticamente y que, durante el proyecto de hacer acciones en las que no hacía nada, me empezaban a ocurrir cosas. Era una experiencia muy pura y eso me llevó a darle vueltas a la experiencia estética mía y del espectador... En el fondo, generar algo creativo sin hacer nada", explica.

CONTRA EL RUIDO "Estamos metidos en una dinámica de ruido y, a veces, crear con naturalidad nos cuesta, y más en este mundo de tanta mentira artística. Lo que pretendía con esto era ir a la verdad de la creación. A mí me ha costado dejarme llevar porque yo soy una persona cerebral, y para mí ha sido un gran paso que, creo, ha tenido que ver con la paternidad... Me he dicho 'por qué no atreverme con un modo de crear más natural, donde no busque tanto un reconocimiento técnico'". De hecho, cuenta Joven casi como a modo de anécdota, en el acrílico de ocho metros, ha tenido tentaciones realistas: "Pinté un policía enorme, que para mí es una representación del superyó... Empecé con él y dije 'esto es otra vez volver a buscar la aquiescencia del público' y lo tapé y, de hecho, filmé como lo tapaba porque era una lucha contra el ego, que es lo que es en el fondo en el cuadro".

Este No acción (cuyo texto para el catálogo ha sido escrito por Paula Gonzalo), le ha hecho, además al artista, reafirmarse en su concepción del arte: "Reflexiono en torno a la capa más vacía del arte y eso ha desembocado en la autenticidad en este proyecto. Me interesa jugar en contra de la creación de una marca de fábrica, porque yo estoy en contra del arte mercantilizado. Creo en la creación pura y dura".