Cuando era un niño, se pasaba horas delante del televisor de El gato negro, el bar de Alloza (Teruel), viendo a los grandes artistas mientras soñaba con conseguir algo parecido: «Me gustaba mucho cantar, con 15 años yo estaba en la orquesta de mi pueblo, y entonces los grandes artistas que salían por la tele eran sobre todo cantautores franceses como Charles Aznavour e italianos… Claro que soñaba con eso pero estás en un pueblo de Teruel, ¿cómo voy a salir en la tele? Uno nunca piensa que eso puede ser real». Joaquín Carbonell celebra medio siglo sobre los escenarios y lo hace con un concierto en el Teatro Principal el próximo 2 de diciembre para el que ya se están agotando las entradas.

«Es una vuelta a los orígenes porque fue en este escenario donde se presentó la canción popular aragonesa. Hasta entonces no teníamos sello de autenticidad hasta que nos presentamos ante el gran público de Zaragoza con dos recitales tarde y noche que llenamos a rebosar. Es ahí cuando empezamos a existir y, a partir de entonces, nos llamaron de todos los lados», rememora un Carbonell que es consciente de que la del Principal del próximo día 2 es una cita muy especial: «Voy a recorrer buena parte de mi discografía, toda no porque tengo 150 canciones y si cantamos 25 queda mucho por cantar obviamente, elegir el repertorio es una hazaña. Serán dos horas de concierto, estaré acompañado de una banda de seis músicos e intentaré hablar poco y cantar mucho aunque me gusta contar anécdotas alrededor de las canciones», explica.

Durante estos 50 años desde que ofreciera el primer concierto en el que se cobró entrada (llevaba ya dedicado a la canción algunos años en aquel 1969), Carbonell ha vivido la evolución de una sociedad como la española que tenía que convivir con la dictadura hasta 1975: «Eran años muy duros, aquello era la censura, no lo de ahora. Porque no es lo mismo lo que le hicieron a Luis Pastor el otro día (el Ayuntamiento de Madrid decidió anular un concierto suyo previamente contratado) que la que sufríamos él y los demás; la censura significaba usted no puede cantar la canción en toda España o este disco no se puede radiar, prohibido por una orden ministerial».

Aun así, fue una etapa muy bonita, recuerda Carbonell: «Eran tiempos duros pero muy emocionantes. Éramos jóvenes, luchábamos contra una dictadura pero teníamos el respaldo popular, venían a verte mil personas a cualquier pueblo. Tanto los que cantamos y los que venían hemos participado de una etapa apasionante de la historia de España».

Con Paco Ibáñez y Joan Manuel Serrat.

‘CON LA AYUDA DE TODOS’ / Fue en aquella época, concretamente en 1976 cuando vio la luz su primer disco, Con la ayuda de todos: «Antes uno tardaba 10 años en grabar un disco que es lo que tardé yo, hoy lo puedes grabar mañana. Era algo más reposado, uno tiene tiempo de reflexionarlo, por eso hay mucha gente que dice que es el mejor disco que he hecho nunca. Sin embargo, el segundo, todavía con RCA, no tiene esa calidad porque tuve que componer mucho más rápido». A partir de ahí, Carbonell termina con la discográfica y empieza a grabar para sí mismo: «Eso ya es otra cosa, es otra etapa y de esa estoy muy satisfecho porque nunca he grabado una canción si no consideraba que era buena», señala con rotundidad.

Llegan los tiempos de cambio a España y, en 1982, gana las elecciones el PSOE y Felipe González es elegido presidente: «Entra el socialismo y con cierto criterio dice ‘hemos salido de un túnel oscuro así que ahora vamos a pasarlo bien’ y todos a salir y a bailar por la noche. Es cuando entran Alaska y los Pegamoides, toda la movida y me doy cuenta de que lo que yo hacía no tenía sentido. Un día de agosto cantando en un pueblo de Guadalajara a las cinco de la tarde ante 20 curiosos, al acabar dije ‘esto ha llegado a su fin, hay que dejarlo porque ya no tiene sentido’ y lo dejé». Fueron 13 años de parón hasta que fue Brassens el que le volvió a meter el gusanillo en el cuerpo: «A mí es que me gustaba cantar, entonces me proponen cantar canciones de Brassens adaptándolo al castellano todos los miércoles y tenía éxito. Y ahí empecé también a escribir cosas y a componer y vi que tenía canciones para un disco nuevo y entonces grabé Tabaco y cariño», recuerda Carbonell.

Con 15 años, de botones en Sitges.

CADA RINCÓN DE ARAGÓN / Desde entonces, el turolense no ha dejado de actuar allá donde le han reclamado lo que le ha llevado «a recorrer todo Aragón, pueblo por pueblo me faltan pocos. Es mi orgullo y mi seña de identidad -asevera-. Mi trayectoria no es de grandes ciudades sino de pequeños pueblos y a mí me gusta hacerlo. Aprendes mucho, la gente es muy acogedora y cariñosa y uno, además del dinero, también se nutre del afecto de la gente», explica un representante en Aragón de un tipo de canción que cada vez está más arrinconada: «Es que si me preguntas por la música, hay dos. Son dos cosas distintas. Por un lado está la del espectáculo, el gran evento, el Príncipe Felipe lleno con un gran escenario que parece más a un circo y luego está la otra música en la que estamos una serie de gente que queremos explicar el mundo con nuestras canciones. Lo otro se trata de pasarlo bien como pasa en todas las disciplinas artísticas, hay unos que pintan paisajes y otros como Goya que querían explicar el mundo. En la música aún quedamos algunos que queremos explicar el mundo con nuestras canciones y la canción de autor es eso, explicar lo que sucede en la calle», se reivindica el artista.

Etapa de estudiante. Con Federico Jiménez Losantos y José Antonio Labordeta.

Sin embargo, cree que esta forma de hacer canciones tiene fecha de caducidad: «Este tipo de expresión se está acabando y acabará con los veteranos porque los nuevos cantautores ya no es lo mismo, se reducen a un monotema que circula en torno al amor. No tienen canciones como Canción para Dimitris o El sonajero de Martín, yo tengo esa necesidad de explicar lo que me emociona, ellos lo reducen todo al amor y el desamor», explica antes de realizar una reflexión en voz alta: «Estoy muy contento de cómo me ha tratado la vida. Soy un chico de Teruel que con la guitarra ha recorrido muchos países de América, toda España y todo Aragón, ¿qué más puedo pedir? ¿Qué más quieres si te aplauden cada tres minutos? Yo no me he quejado nunca, la vida me ha dado mucho más de lo que yo esperaba, yo quería ser cantante cuando veía la tele de niño y lo he conseguido 50 años. Si tú cantas por tener éxito vas a fracasar, ahora si tú te dedicas a la actividad artística para manifestar algo que quieres manifestar al mundo, si le dedicas tiempo, probablemente triunfarás».

En Buenos Aires, en el 2007.

El 2 de diciembre en el Teatro Principal de Zaragoza ofrecerá un concierto que quedará registrado además para un libro cedé que contará con el sello del festival Barnasants: «Celebran 25 años y el concierto que han elegido para sacar un disco en directo por este motivo es el mío lo que es un gran honor y una gran responsabilidad», dice. Joaquín Carbonell, además, abrirá el festival el 26 de enero en Barcelona. ¿Y el futuro? «Tengo ya escrita la primera parte de mis memorias y espero que nos salga una gira con esta celebración. Iremos allí donde nos quieran» señala antes de bromear: «No he llenado todavía el pabellón Príncipe Felipe pero dame 10 años, la celebración de los 60 quizá... Para llegar a los 50 años, en realidad, en cualquier actividad solo necesitas salud y paciencia y eso, de momento lo tengo».