-¿Cómo surge El verbo odiado?

-Surge a raíz de mi anterior grupo, tras salir de él es cuando me planteo si sigo haciendo música o no. Como es inevitable las canciones siguen saliendo. En mi casa, con mucha calma, voy componiendo. Acabo grabando una maqueta con mis propios medios y de ahí con el cariño de mi circulo cercano se van juntando otros músicos amigos de la ciudad y de ahí se confirma lo que es la banda que somos hoy, El verbo odiado como grupo.

- ¿De dónde viene el nombre?

-El nombre viene de la idea de que cada uno de nosotros podemos tener un verbo odiado. Para un ludópata puede ser jugar, para un alcohólico puede ser beber, todo el mundo tiene algo que le represente negativamente, un verbo que odie.

-¿Cómo definen su estilo?

-Está basado mucho en la música independiente de este país, pero también en la del extranjero. Realmente son canciones de letra pop y corazón folk, pero no nos ponemos como meta una etiqueta ni un estilo de música concreto. Se juntan cinco personas con una canción desnuda, y entre todos la vestimos con lo que sale de nuestras manos. Y al final todo eso conforma nuestro estilo. Seguramente se podría poner etiquetas concretas, pero nosotros no somos capaces.

-¿Cuáles son sus influencias?

-Coincidimos en muchas cosas, pero yo al menos intento que no influyan. Tenemos gustos, y coincidencias entre nosotros, pero también hay cosas en las que somos diametralmente opuestos. Y todo esto enriquece la creación de canciones y el resultado final. Cada ingrediente por separado es diferente de los demás, pero juntos hacen un buen plato.

-Su último disco es Nada que celebrar

-Hace año y medio sacamos nuestro primer disco, que se llama Tú ganas, pero como la creación de canciones es un rodillo que no para, durante la presentación del disco seguimos componiendo. Nos plantamos en un momento con 15 canciones y como la grabación de un disco nos parece un hecho tan divertido dijimos de no esperar, de aprovechar el tirón del primer disco para seguir ganando amigos y seguidores.

-¿Cómo esperan que sea la la acogida de este disco?

-La del primero fue muy positiva, porque básicamente éramos un grupo que venía de la nada. Nos conocía en Huesca nuestra familia, nuestros amigos y poco más, y salir de nuestra ciudad para tocar fue un cambio grande. Con el segundo disco nuestra intención es seguir encontrando gente a la que le pueda gustar nuestra música y que esto siga adelante.

-¿Qué temáticas se encuentran en este disco?

-Siempre hay un poso de romanticismo, de relaciones de pareja. Este disco también tiene un deje de enfermedad, pero no literalmente, sino como un manto gris que lo puede cubrir todo. Hay claroscuros en las canciones, momentos con mucho más brillo en cuanto a las letras y otros que pueden bajar a alguien al fondo de un pozo.

-¿Cuál fue la canción más sencilla y compleja de componer?

-Nada que celebrar fue la canción que más rápido he compuesto en mi vida, pero realmente lo que dice tiene un complejidad bastante importante. Tiene dos vertientes, puede hablar de un momento en el que te rindes y no tienes nada que celebrar. También puede ser de otra persona que no tiene nada que celebrar y a la que estás apoyando. Y luego tiene otra lectura que es la contradicción de celebrar los momentos en los que no hay nada que celebrar. Algo que antes no era celebrable ahora lo recordamos con añoranza y vemos que hay que celebrar lo que hoy tenemos.