El aragonés Jorge Usón está atravesando un momento dulce. A su participación en la exitosa serie B & b y en Feelgood, se ha unido esta semana el Premio Simón a la Mejor Interpretación por su papel en el cortometraje Por qué escribo, de Gaizka Urresti y Vicky Calavia, donde interpreta a Félix Romeo.

--¿Cómo se siente después de esa semana de pasión?

--Agotado... ha sido una semana explosiva pero muy contento por la recogida de los frutos que tanto tiempo han costado... Feelgood en el Principal y los Simón han sido dos dobles satisfacciones y un acicate para seguir trabajando, como mínimo, como hasta ahora.

--¿Es difícil gestionar tantas emociones?

--Cuando se trabaja fuerte y no paras, los momentos de dulzura sirven como un empujón más que como una satisfacción que te paralice. Se viven como algo que te ayuda a seguir adelante, no te paras a celebrarlo más que trabajando. No se sube a la cabeza porque ya estás pensando en lo siguiente, no hay ningún regodeo.

--¿Qué importancia tiene en este momento de su carrera un premio como el Simón?

--Realmente, la importancia no depende del premio ni de la industria. Ni siquiera de si tiene una recompensa económica. Estoy en el mejor momento de mi vida profesional y estoy abriéndome a trabajos que antes ni soñaba. Tengo que inventarme sueños nuevos porque todo lo que quería conseguir lo estoy consiguiendo. Entre otras cosas estar en el Principal, que parece una tontería, pero es como un recuerdo del origen de cada uno. Y, para mí, desde luego, la envergadura de los premios, es algo subjetivo, algo simbólico que se vive con la misma alegría, venga de donde venga.

--¿Ha sido muy duro llegar hasta donde está ahora?

--Bueno... yo no lo he vivido con dureza, hay cosas mucho más duras en la vida. Afortunadamente, esta es una profesión afortunada y privilegiada. Los sacrificios del trabajo si están hechos desde el placer y el gusto, están lejos de la dureza. Está siendo precioso.

--Pero nadie le ha regalado nada para llegar hasta aquí...

--Es cierto que tengo una buena dosis de privilegio y fortuna, pero es verdad que a mí el trabajo me ha traído trabajo. A mí no me conocía nadie, vengo de la base, del teatro aficionado, nadie me ha enchufado y no le debo nada a nadie. Eso hace que pueda dormir cada noche estupendamente sin tener que responder a la voz de un amo que es algo que ocurre muchas veces en el trabajo y te diría que no solo en el mío. Yo estudié Medicina, me metí en esto de una manera humilde y tranquila y me está saliendo muy bien. Lo que pasa es que duro no ha sido, esforzado y esmerado pero... es que cuando dices duro, pienso en la mina o en la gente en paro.

--En su discurso al recoger el Premio Simón habló de la censura externa que vive la profesión, pero también de la interna, ¿es quizá incluso más dura la segunda que la primera?

--A veces el entorno nos puede paralizar. Incluso podemos caer en la tentación del miedo o anticipar el fracaso pensando en que como nadie lo va a ver, nadie lo va apreciar, no va a haber bolos, gira, público al que llegar, mejor ni empiezo... Me refería a la censura externa que es la que estamos viviendo, vuelve la historia, antes eran los censores con los escotes en el franquismo y ahora es otro tipo de censura pero viene a ser la misma tijera. Y la censura interna en el sentido que uno no puedo dejar abandonarse a este tedio y a esta desazón y desolación. Yo tuve un antes y un después cuando me monté un cabaret, el Cabaré de caricia y puntapié con Carmen Barrantes y Alberto Castrillo-Ferrer. Ni yo daba un duro por él y ganamos el Max pero lo importante es que eso nos dio un empujón para montar por nuestra propia cuenta todo lo que hemos hecho. Yo ahí entendí que no podíamos esperar a que nadie nos llamara.

--Aragón sigue sufriendo la huida de talentos en el mundo artístico a Madrid...

--Está claro que el techo aragonés es más bajo que el techo madrileño, que es el nacional. Pero yo siempre nombro a los actores de Oregón Televisión que me consta que tuvieron ofertas de irse a Madrid y no quisieron. A veces hay que quedarse en la tierra para poder luchar. Pero es cierto que si todos su ingresos son por la actuación tienes que venir a Madrid porque en Aragón no da la vaca.

--Me sorprende que no conociera a Félix Romeo en vida porque todo el mundo ha alabado su interpretación en Por qué escribo con la que ha ganado el Simón...

--Estuve interpretándolo como lector, hice una representación de sus lecturas. La gente lo tiene que leer, tiene una palabra contundente, muy moderna, que se aleja de la ambigüedad, rotunda y merece la pena embarcarse en sus novelas. Se hizo desde la humildad y el cariño, sin pretensión de imitarlo ni de sacarle partido al personaje sino que el personaje le sacara partido a la historia. Estoy feliz por reivindicar su figura y porque es un trabajo que me ha venido bien para seguir investigando sobre mi instrumentos actoral.

--Hablaba de que ahora tiene que escribir sueños nuevos, ¿sueña muy alto?

--Soñar es gratis. Con tranquilidad, pero quiero poder vivir a gusto del trabajo que más me apasiona. Siento que, después de este último año, he acertado con la decisión de dedicarme a ser actor. A veces es complicado elegir y yo siento que he acertado aunque, es verdad, que sigo ejerciendo, aunque muy poco, de médico. De momento estoy disfrutando de estar donde estoy y vivo el presente, que es una de las claves de la felicidad interna.