José Luis Corral y Antonio Piñero acaban de publicar El trono maldito (Planeta), una novela que parte del 4 antes de Cristo cuando muere el cruel tirano Herodes el Grande y el trono de Israel queda vacante. En medio de la lucha por el poder aparece Jesús de Nazaret, un predicador que revoluciona al pueblo judío con sus sermones, en los que cuestiona los planes del emperador romano y de la casta sacerdotal judía.

--¿Por qué viaja en esta novela hasta el cristianismo?

--La historia del cristianismo y de Jesucristo es la historia más contada a lo largo de los tiempos, lo que pasa es que ha sido contada desde los prejuicios, desde una postura de escritores, filósofos, teólogos, historiadores basada desde el punto de vista de ser cristianos. Lo que hemos hecho nosotros en esta novela es enfocar la figura de Jesucristo desde un punto de vista histórico. Es el Jesús histórico y, por tanto, la gente cuando lea la novela quizá se encuentre con muchas sorpresas porque está acostumbrada a ver un Jesús divino, según lo cuentan solo los Evangelios y nosotros se lo contamos desde la perspectiva más humana, desde el Jesús histórico.

--¿Qué sorpresas se va a encontrar el lector?

--Bueno, van a encontrarse con algo sorpresivo, aunque tampoco quiero desvelar mucho de la novela. Se encontrarán con un hombre político, que actúa de una forma contundente y muy intensa en la política de su tiempo, en la de los judíos, en la del Imperio Romano en esa zona, en los conflictos que estallan en Judea... En definitiva, con un Jesús en el que aquello de Mi reino no es de este mundo no coincide exactamente con su actuación pública. Su vida pública, en sus últimos tres o cuatro años, es una vida muy centrada en la política de Judea, de su tiempo y eso a la gente le va a sorprender mucho porque el mensaje de Jesús no es solo de carácter religioso sino que tenía mucho mensaje político y eso, esa forma de acercarse a su figura, ya está impactando mucho.

--La novela, además de desvelar a este Jesús histórico, también refleja también cómo era la sociedad de su época...

--Es una novela de 600 páginas coral y multigénero. Obviamente, el género que predomina es el histórico porque aparecen personajes como Augusto, Livia, Tiberio, Calígula, el propio Jesucristo, Poncio Pilato, Herodes, Antipas, Arquelao... todas las personalidades históricas de aquel tiempo tan trascendental pero es una novela también de otros géneros porque hay novela negra, de aventuras, de amor, hay intriga, odio... un poco de todo. Yo creo que es una novela que tiene unos horizontes bastantes amplios.

--¿Por qué estaba maldito ese trono?

--El título viene a colación de la muerte de Herodes el Grande y una especie de maldición que recae sobre el trono de Israel que durante cuarenta años se están disputando sus hijos y sus nietos en una serie de intrigas palaciegas tremendas y apasionantes. El trono de Israel dependía directamente del nombramiento de Augusto, es decir, era el emperador el que decidía quién era el rey de Israel. Los judíos elegían un candidato, Herodes pudo nombrar un heredero en el testamento pero realmente quién decidía era el emperador y el trono es maldito porque fueron apareciendo en él una serie de acontecimientos que van apareciendo en la novela.

--¿Y Jesús qué tiene que ver son ese trono?

--Incluso el propio Jesucristo tiene relación con el trono maldito y con el reino de los judíos porque cuando Jesucristo es crucificado el letrero que coloca encima de la cruz es INRI, que significa Jesús Nazareno, rey de los judíos. La muerte de Jesús también es la de un presunto rey que quiso ser rey de los judíos y que acabó crucificado de esa manera por lo que es maldito en todos los sentidos.

--Es una novela escrita a cuatro manos junto a Antonio Piñero. ¿Cómo ha sido ese proceso?

--Somos amigos por razones profesionales desde hace un tiempo. En una larga conversación en Tetuán sobre Jesucristo, Antonio Piñero me dijo que tenía un guion de 400 páginas y me propuso hacer algo juntos con él. Me envió el texto, y, en él, fui anotando cosas de carácter literario y convertí los 400 folios en 800. A partir de ahí nos reunimos e hicimos la novela. Una vez hechas y revisadas las aportaciones, yo le dí una visión global usando el presente para hacerla más próxima al lector y ya nos pusimos a hacer las correcciones. Ha sido un trabajo extraordinario, hecho por correo electrónico. En persona nunca hablábamos de la novela porque creíamos que por correo iba a ser más efectivo y que discutiríamos menos.

--¿Es ese el motivo de que haya viajado tan lejos en el tiempo?

--Bueno, en realidad es mi tercera novela sobre la época romana pero sí, quizá me muevo mejor en la Edad Media aunque nunca he renunciado a otras épocas como la trilogía sobre Trafalgar, por ejemplo.