--Enhorabuena por el premio. ¿Ya lo ha digerido?

-- Sí. Cuesta (en el buen sentido) porque produce cierto nerviosismo; ha habido una gran cantidad de llamadas y de correos, que agradan mucho pero es algo que no se hace a diario.

--Hoy (por ayer) se celebra el Día de la Poesía, así que llega en buen momento.

--La poesía conviene celebrarla y tenerla en cuenta; y siempre digo que el código de la poesía es un tanto complicado; pero es hoy, tan necesaria, como ha sido siempre.

--El jurado le ha premiado porque su poesía "refleja una dimensión humana y su enraizamiento con la sociedad de su tiempo". ¿Qué le parece?

--Yo creo que sí, que es así. La poesía, aparte de los elementos íntimos tiene que estar tocando su tiempo, nuestro tiempo porque vivimos en el tiempo, es nuestra patria; y vivimos en una sociedad. Yo soy partidario de hablar de fraternidad y eso nos lleva a enraizar con el tiempo que estamos viviendo.

--¿Cómo se define, como fotógrafo o como poeta?

--Soy un poeta que hace fotografías. Para mí, una es prolongación de la otra; son formas de expresión distintas pero tienen algo en común. A veces fotografío y estoy pensando en poesía y al contrario.

--Entonces le gustará más la imagen que evoca un poema que una fotografía...

--Desde niño me he expresado con la palabra y la imagen, pero siempre la palabra por encima.

--¿Cómo definiría su poesía?

-- Yo no puedo. Muchas veces me pongo a pensar pero no sé definir la poesía. Le llamo forma de expresión, palabra en el tiempo... todas son verdad y todas son incompletas.

--¿Qué temas trata su poesía? El paisaje es una constante.

--Sí, el paisaje está presente pero hay otras cosas. La poesía es descubrir una realidad que se me oculta; enraiza con mi época, con la sociedad, con las personas que trato, con la realidad del mundo... y trata de ver una realidad que se nos escapa. Por eso escribo poesía porque hay muchos pensamientos que me parecen imposibles de materializar y la poesía me ayuda.

--¿Cómo se enfrenta al papel el blanco?

-- Cuando se habla de la inspiración hago como el clásico, que me pille trabajando. La poesía no es una materia que venga como un duende; hay que vivirla, sentirla y trabajarla.

--¿En qué está trabajando ahora?

--Tengo unos libros en marcha. Uno con Olifante, un libro epigramático --yo soy heredero de Marco Aurelio Marcial, el poeta nacido en Bílbilis--, que se titula Sala de los espejos, y que saldrá para San Jorge; un libro de narrativa corta, Cuentos para sentir las horas, en Mira; y un tercer libro, al que le falta a algún trámite, que será un libro relacionado con la poesía de raíz popular, porque me interesa mucho la poesía primitiva. Se llamará Cancionero del café porque lo he ido elaborando en un sitio que me gusta mucho escribir que es en las cafeterías.

--¿Cómo ve la situación en poesía en Aragón?

--Ahora estoy viendo una poesía en Aragón de mucha calidad, con poetas consolidados como Rosendo Tello, Manuel Vilas, Sánchez Valles, Adolfo Burriel, Ángel Guinda... Hay otros que están ahora en una fase intermedia, pero que tienen una gran calidad... Nacho Escuín, Toni Tello, Jiménez, Ángel Gracia... Hay muchos poetas excelentes pero no quiere decir que toda la que se escribe sea buena, hay otra que es muy floja. Yo la respeto pero es poesía que necesita mucha reflexión, mucho trabajo o que le falta eso. A la poesía en Aragón le hace falta más difusión, editores, cariño, comprensión... la poesía tiene ese factor de dificultad que quita del medio a ciertos lectores, que buscan un entretenimiento sin tener que pensar tanto. Lo entiendo, pero el caso es que haya muchos lectores de lo que sea, aunque lean el Marca, pero que lean; porque puede ser un pequeño criadero de cultura, aunque tal vez sea muy confiado.