La gente de Lucasfilm tuvo siempre claro que Han Solo daba para mucho más de lo que se mostró en el primer capítulo galáctico. Ahora que las franquicias se expanden en todas direcciones era el momento adecuado para ampliar el universo de este mítico personaje. Se escogió a Phil Lord y Christopher Miller dos directores con una filmografía impecable: dos originales películas animadas (Lluvia de albóndigas y La LEGO película) y dos simpáticas comedias que funcionaron bien en taquilla (Infiltrados en clase e Infiltrados en la universidad). Ellos fueron los responsables de un exhaustivo casting para buscar al joven Han en el que acabaron quedándose con uno de los primeros actores a los que entrevistaron, Alden Ehrenreich. El plan era perfecto, iba a ir todo sobre ruedas y arrasaría en taquilla. ¿Qué podía salir mal?

Pero poco tardó todo en torcerse. La presidenta de la empresa, Kathleen Kennedy, mano derecha de Spielberg y Lucas, y el coguionista Lawrence Kasdan (El retorno del jedi, En busca del arca perdida) decidieron apartar a los directores en junio del 2017, cuando llevaban pocas semanas de rodaje. La justificación fue la habitual en estos casos: «diferencias creativas». Según diversas fuentes, el tándem pretendía darle un tono excesivamente cómico y filmaba demasiadas tomas con diálogos improvisados que alteraban el intocable texto de Kasdan y su hijo Jonathan. Paralelamente empezaron a surgir dudas en torno a la idoneidad del protagonista e incluso se comentó que habían contratado a un profesor de interpretación para que le ayudara. El proyecto olía a desastre.

Se rumoreó que podría tomar el mando el propio Kasdan o cedérselo a Joe Johnston (Jurassic Park 3, Capitán América: El primer vengador). Finalmente se recurrió a un amigo de la casa, Ron Howard (Una mente maravillosa, El código Da Vinci) y se anunció ampulosamente que, por primera vez, se haría cargo de un capítulo de la saga un director oscarizado. Desde entonces, las aguas parecen haberse calmado y nadie ha levantado la voz.

El filme, titulado Solo: Una historia de Star Wars, que ayer se estrenó en Cannes, se sitúa temporalmente entre La venganza de los Sith y Rogue One (el otro spin-off galáctico) y unos 10 años antes de Una nueva esperanza, es decir que si se dijo que el capítulo protagonizado por Felicity Jones y Diego Luna era el 3 y medio, éste podría ser el 3 y cuarto. El reparto cuenta con otros nombres importantes como el de Emilia Clarke (la madre de dragones Daenerys de Juego de tronos), Woody Harrelson repite en un papel de mentor como en Los juegos del hambre, Donald Glover (Spider-man: Homecoming) se hace cargo de otro personaje mítico, el ambiguo Lando Calrissian, y el villano de turno es Paul Bettany. El gigantón sueco Joonas Suotamo tomará el relevo definitivo de Peter Mayhew en la piel de Chewbacca tras haber sido su doble en las escenas de acción en otras entregas y sustituirle en Los últimos jedi.

Al margen de la opinión de la crítica especializada, el público no tardará en dar su veredicto ya que el estreno oficial tendrá lugar en la mayoría de países el viernes 25 de mayo, fecha escogida por ser la misma en que llegaron a las pantallas, en 1977 y 1983, la primera y la tercera película de esta saga inacabable. ¡Que la fuerza nos acompañe! H