La situación es tan atípica que Juan Aguirre para atender la llamada sale al balcón de su casa en pleno centro de Madrid donde el ruido del tráfico suele ser una estampa habitual. Una imagen más del confinamiento decretado por el coronavirus: «Tengo en Zaragoza a la familia, a mis padres, pero ni puedo ni debo ir. Echo de menos verles aunque hablo con ellos todos los días varias veces y siempre les digo que aunque pudiera ir a verles tampoco iría porque hay que tener mucho cuidado porque puedo ser asintomático. Es terrible la situación», se sincera el músico, parte de Amaral, dúo que ha visto interrumpida el tramo final de su gira.

«Lo que pensábamos que iba ser final de ciclo probablemente será principio de ciclo pero no es el momento de pensar en nuestra gira porque hay cosas más importantes e inmediatas como en si se puede echar una mano para que esto sea leve para mayor parte de la gente que lo pueda estar pasando mal. Estamos igual que todo el mundo», señala un Juan Aguirre, que se ha creado también sus rutinas para llevar estos días: «Estoy en contacto con nuestros amigos y familias por las redes… Imagínate que se cayera internet, sería un aislamiento total. Además, yo que siempre he hecho deporte muy pequeño, intento entrenar en casa y luego todos los días con los instrumentos tocando, grabando ideas, mandando y recibiendo ideas de Eva y la verdad es que con la salvedad de que hay gente que lo está pasando muy mal y de que no se puede salir de casa, el resto del tiempo es como si estuviéramos en casa encerrados componiendo pero, obviamente, la situación es completamente anómala», relata el guitarrista. ¿Y series? «Recomiendo mucho La amiga estupenda, una serie italiana atípica que se sale de lo habial uso y luego hay una serie que me ha gustado mucho que está basada en el libro de un aragonés, Martínez de Pisón, El día de mañana», señala entusiasmado.

La conversación fluye y lleva inevitablemente a la música y al periodo de aislamiento obligado, ¿ayuda a la creatividad?: «Creo que eso no lo podemos saber ahora, puedes grabar todos los días ideas en el ordenador pero nunca sabes si merecen la pena. El hecho de componer y escribir corre en paralelo al hecho de viajar, moverte y sentirte vivo y esto es una situación completamente nueva para todo el planeta. Es muy pronto para saber si lo que estamos componiendo merece la pena pero sí que tocamos todos los días, hay una necesidad de expresarte», afirma el músico, que aborda también el papel que debe tener la música en estos momentos: «La gente que más está ayudando a los demás es la gente que nos cura, la que atiende en los supermercados y la que cultiva productos, eso es lo más importante. Es cuando te das cuenta que la música está en otro lugar de importancia. Nosotros como músicos lo único que podemos hacer es intentar hacer feliz a la gente, y si nuestra música sirve para eso, estamos encantados pero el enfoque que tenemos ahora es sobre todo en todo lo que está pasando alrededor más que en el propio grupo», se sincera antes de reflexionar sobre si esta crisis puede suponer un cambio en la sociedad: «Podría ser… A ver si nos sirve para poner el acento en los aspectos sociales de la sociedad, de tener en cuenta a la gente que a lo mejor no tiene una situación de privilegio, y a veces son los sectores más perjudicados con la crisis pero tienen actividades necesarias para que el mundo funcione. Creo que habrá cambios a ese nivel, a darnos cuenta de lo que es superfluo y de lo importante», afirma Juan Aguirre, que prosigue con su argumento: «A ver si nos sirve para aprender algo, aunque hay gente que lo pasa mal y que ha perdido a seres queridos y lo primero es pensar en ellos, y una vez que pase esto, intentemos estar más preparados y tratemos de hacer un mundo más justo y más habitable. Aunque no creo que piense de forma muy original, es algo que compartimos muchas personas», concluye el músico. Durante la llamada ni el sonido de un coche ha interrumpido la conversación en pleno centro de Madrid.