-‘La noche azul’ tiene un ritmo vertiginoso que hace que el lector poco menos que devore sus páginas.

-La característica de esta nueva serie es que son novelas muy características y caracterizadas, tienen unos rasgos muy suyos. Uno es el ritmo, son novelas que se leen con una gran rapidez porque ocurren muchas cosas con gran rapidez, el detective empieza a trabajar en la primera página y, desde ahí, nos lleva de un descubrimiento a otro.

-¿Estamos ante una novela policíaca clásica?

-Tiene una trama redonda en el sentido de que es una trama muy elaborada y que debe casar a la perfección. Son tramas muy en la línea de la novela policíaca clásica donde todo debe encajar y debe hacer pensar y disfrutar al lector. A mí me gustan que las tramas de Falomir sean lo más originales posibles comenzando siempre por una escena que tiene algo de absurdo. Siempre es un personaje que llama a la puerta de la agencia con una demanda surrealista y que contrata al detective por una razón que aparentemente es caprichosa… No parece un caso serio.

-Me gustaría destacar el tono descriptivo de la novela y el detenimiento en la psicología de los personajes.

-Una de las claves de Falomir es su gran capacidad de observación, como todos los detectives clásicos. Hay que tener en cuenta que Falomir que parece un ciudadano muy campechano, es un hombre que tiene una formación importante. Ha sido espía del CNI, tiene formación diplomática, militar… Lo tenemos en Zaragoza, sí, pero es un hombre muy formado. Su capacidad de observación, de reacción, de análisis, son sus grandes armas que él se encarga de disimular constantemente para hacerse pasar por un hombre más afable y coloquial con gran sentido del humor. Pero lo hace para que nadie se dé cuenta de que está ante alguien que puede descubrir fácilmente sus dobles juegos.

­-¿Es la alta sociedad el caldo de cultivo ideal para la novela negra, allí donde nada es lo que parece?

-Sí, Falomir siempre se adentra en un mundo cerrado y fascinante. En Sangre de liebre lo veíamos en el mundo del dinero y de la empresa, y aquí lo vemos en el Mediterráneo, en la costa de Castellón, en casa de un importante director de cine y rodeado también de su ambiente. Es un mundo muy sofisticado y extraordinariamente literario y cinematográfico al que Falomir entra con ojos nuevos y nos lo da a conocer desde el punto de vista psicológico. Él se va a fijar en las reacciones, en las relaciones entre todos esos actores y productores para llegar a sus conclusiones y hacer sus análisis. Es un mundo lleno de riqueza y miseria, brillante y oscuro que yo conozco bastante y por eso me he atrevido a encarnar este tipo de personajes. El director de cine representa una cierta tendencia del cine español, los actores también… Al lector le puede gustar entrar en ese mundo, en la mansión privada de un director de cine.

­-‘La noche azul’ también cuenta con una buena ración de humor, pero siempre inteligente y en consonancia con la trama.

-Estoy muy satisfecho y a gusto con Falomir porque tiene lo mejor de muchos de nosotros, que es un sentido del humor permanente e inteligente aplicado a todos los órdenes de la vida. No es un hombre que haga reír o ingenioso sino que es un hombre que utiliza el humor como una herramienta intelectual y como un espejo para interpretar la vida. Esa es la gran lección de Falomir, él no es sombrío, huraño y amargado como otros detectives sino todo lo contrario, es un hombre luminoso y benevolente pero sin dejar de ver la maldad, el crimen… Nos conforta que sus victorias sean también las victorias de un cierto optimismo, de otra manera de ver la vida, que ensalza al ser humano y saca lo mejor de cada uno de nosotros. Es capaz de inspirar la sonrisa, es muy irónico con cierta retranca aragonesa y con un humor somarda pero, al mismo tiempo, universal.

-¿Cree que el género negro no tiene nada que envidiar a ninguno?

-Sin ninguna duda. Por encima del género, lo primero que hay que considerar es al autor, que es lo más relevante de un libro. Cuando un autor apuesta por un género literario es porque quiere llegar a una gran masa de público, a muchísimos lectores. Esa ha sido siempre mi gran obsesión, llegar al mayor número de lectores, invitarles con mis historias, que las escribo solo para ellos. No escribo para los profesores de literatura ni para los catedráticos ni para otros autores, yo escribo solo para los lectores y cuanto más les gusta, mayor es mi satisfacción. Yo procuro utilizar todas las herramientas posibles para llegar al público y la policíaca es una de las fórmulas más ensayadas y que mayor éxito han tenido nunca porque tiene todos los ingredientes, la curiosidad, la trama y el enigma. Al final, si eres muy buen escritor pero nadie te lee, ¿qué sentido tiene eso? Y, sobre todo, ¿de quién es el error? Yo por eso he procurado estar siempre en contacto con mis lectores y procuro no defraudarles. El uso de los géneros ni es un mérito ni es un demérito, es un recurso. Y, en este caso, está bien aprovechado porque la figura de un detective así lo justifica sobre todo en una serie que tiene que tener unas pautas.

­-Ya es su tercera novela con la editorial Alrevés, ¿se siente cómodo?

-Es una editorial que ha creído en la saga Falomir. Yo les hablé de una serie de cinco novelas a una entrega por año y ya vamos por la tercera. Yo cumpliré con mi compromiso y ojalá que Falomir siga gustando y podamos escribir más aventuras juntos. Para mí, estas son de las mejores novelas que he escrito porque son de lo más entretenidas, creo que son muy redondas de trama y porque todas tienen un trasfondo, un tema, que afecta a la naturaleza humana. H