"¡Qué bien lo pasaríamos si pudiéramos curarnos de la vanidad!". Quien habla así es es el periodista y escritor Juan Cruz (Puerto de la Cruz, Tenerife, 1948). ¿A qué vanidad se refiere? "El periodista está frente al peligro de sí mismo y el escritor, de la autocomplacencia. Y no sé qué es peor. Como decía Kipling: hay que cuidarse de los dos impostores".

Su último libro, La playa del horizonte , publicado por Destino, parece un buen remedio. Es una autobiografía autocrítica. En ella el autor mira el mundo a través de las miradas de los demás --especialmente, de la de los numerosos escritores que aparecen-- para encontrarse a sí mismo en un relato "sin pudor". "No sería quien soy sin la mirada ajena y los ojos que he visto", dice.

Cruz reconoce abiertamente que siempre le ha gustado ayudar, ofrecer felicidad y armonía a los demás, disfrutar de los buenos momentos. En este relato, el narrador tiene un doble perfil: se va y se queda. Para contar ese sentimiento ha elegido los momentos pasados con Leonardo Sciascia, Juan Benet o Angel González. "Hay en sus miradas una fuerza, una compasión, un entendimiento de la existencia, un cariño absoluto", explica el autor.