Dominique Vellard (París, 1953) está convencido de que la labor de investigadores y musicólogos desde inicios del siglo XX ha permitido descubrir la práctica totalidad del acervo de música antigua, pero afirma categóricamente que muchos de estos "tesoros" no han llegado todavía al público. Así lo asegura en un entrevista con Efe en el marco del XXIII Festival Internacional en el Camino de Santiago quien dirige el Ensemble Gilles Binchois.

Vellard, figura de reconocido prestigio internacional que combina su intensa actividad en escenarios y estudios de grabación con la docencia en Basilea (Suiza), insiste en que el trabajo de descubrimiento de los repertorios de música antigua no sólo fue "increíble" sino que abrió a los músicos "cantidad de vías apasionantes que seguir".

En la iglesia del Carmen de Jaca, Vellard han interpretado esta semana, el Oficio del Año Nuevo o de la Circuncisión de la catedral de Puy. Vellard asegura que a la hora de hacer frente a un repertorio de este tipo hay que tener en cuenta distintos parámetros. "Hay que conocer --subraya-- la música que precede y la que sigue al repertorio que vamos a interpretar, escoger los instrumentos que convienen y una estética vocal adecuada". Todo con el objetivo final de "conseguir dar autenticidad y veracidad al repertorio".

LIBERTAD ACTUAL Afirma que los nuevos intérpretes se han apoyado en todos los conocimientos obtenidos por los grupos pioneros para "encontrar más temprano la libertad de la que se goza ahora". Dominique Vellard adopta un tono reflexivo a renglón seguido para advertir de que "hay más libertad en estos momentos que hace años, pero a veces también menos rigor histórico y estético, porque ahora es habitual mezclar estilos o repertorios buscando sólo un efecto sobre el público". Considera, por otra parte, que aunque el interés del público por la música antigua es "intenso", no existe apoyo por parte de los poderes públicos, que "no tienen en cuenta la importancia de mantener vivo un patrimonio musical tan alejado de nuestro tiempo". A su juicio, "la música antigua constituye un patrimonio tan importante como el de la arquitectura, pero es esquivo porque solo vive a través de los conciertos y de las grabaciones".