"La principal virtud de Antón García Abril es su carácter camaleónico, que le ha permitido adaptar sus composiciones a todos los tonos, géneros y características de las distintas películas y series a las que ha puesto música". Así resume el zaragozano Javier Hernández la aportación del compositor turolense al campo de las denominadas bandas sonoras, recabada en el libro Música en la imagen. Antón García Abril, el cine y la televisión , que Hernández a escrito junto al también aragonés Pablo Pérez.

La obra, coeditada por Diputación Provincial y la Semana de Cine de Fuentes de Ebro, fue presentada ayer en Zaragoza, por Hernández y la diputada de Cultura, Cristina Palacín. Hoy se dará a conocer en el cine Doré de Madrid con la presencia de los autores y el músico.

Hernández, diplomado en Estética Cinematográfica por la Universidad de Valladolid, quiso dejar claras las intenciones con las que abordaron los contenidos del texto, que además de un recorrido crítico por la obra en cine y televisión de Antón García Abril incluye una entrevista con el músico: "Nosotros no somos expertos en música, por lo que no es un libro que analice la dimensión de la musicología de las partituras, sino la relación que se establece entre la música y las imágenes".

DABADAISMO

Así, la primera participación "por casualidad" de Antón García Abril en la película Torrepartida , de Pedro Lazaga, en 1956, abrió al músico un camino que le ha convertido, posiblemente, en el más prolífico compositor para cine y TV. Un periplo que abarca títulos míticos del cine del desarrollismo, como Los tramposos (1959), La ciudad no es para mí (1965), El turismo es un gran invento o Sor Citroen , película que sirvió para acuñar los que se llamó el dabadaísmo , un sonido de bossanova con el que autores como Waldo de los Ríos, Augusto Algueró y el propio García Abril acompañaron a cientos de comedias durante el franquismo.

García Abril, explica Hernández, aborrece el término, pero acepta su participación en aquel tipo de cine comercial de la época, "pues fue un hombre de industria, y su música hoy aporta luz al contexto en el que se desarrollaban las actuaciones".

Pero fueron los trabajos de los años 80 y 90 donde el músico se encontró más a gusto al hallar un campo de mayor libertad creativa, con el cine denominado de autor, y películas como El crimen de Cuenca , de Pilar Miró; El Perro , de Isasi Isasmendi, o Los santos inocentes , de Mario Camus, "que es su favorita en cuanto a su aportación".

Su último trabajo para el cine fue en 1992 (Semana Santa , de Manuel Gutiérrez Aragón) y desde entonces ha rechazado todas las ofertas "pues las que recibe no le convencen".

García Abril ha dejado también su sello musical algunas de las más destacadas series de televisión, tanto de carácter documental (El hombre y la tierra ), como de ficción (Curro Jiménez , Fortunata y Jacinta , Ramón y Cajal , Anillos de oro o Brigada central , entre otras). Buena muestra también de "esa capacidad de adaptación a los géneros y al medio, y siempre con unos altos niveles de calidad".