Llevan más de medio siglo sobre el escenario, pero su humor inteligente y atemporal sigue igual de vigente que cuando empezaron con la cantata Laxatón. «Quedamos nosotros y los Rolling Stones, pero nosotros lo hicimos sin agregados químicos», han asegurado con sarcasmo en alguna ocasión. El sexteto argentino Les Luthiers ha sobrevivido a modas y a las bajas inesperadas y dolorosas de algunos de sus miembros fundadores para seguir arrancando sonrisas en diferentes partes del mundo. El miércoles y el jueves de esta próxima semana traen al Auditorio de Zaragoza su último espectáculo 'Viejos Hazmerreíres', una antología de grandes obras. Lo mejor, sin duda, es que al grupo le queda cuerda «para rato», tal y como asegura en esta entrevista Horacio Tato Turano, integrante titular desde el 2015.

-Llevan 52 años encima del escenario y siguen llenando teatros. ¿Cuál es el secreto?

-La dedicación, la perseverancia y el trabajo. Y sobre todo la convicción de estar haciendo algo de muy alto nivel para complacer al público. No hay secretos.

-Dicen que todo empezó como un juego. ¿Quizá esa sea la clave? ¿Que se siguen divirtiendo?

-Puede ser. Pero es que fue así. Todo nació a partir de una presentación en broma ante los estudiantes del coro de la Facultad de Ingeniería de una cantata que escribió Gerardo Masana cuya letra es el prospecto de un laxante. Tuvo tanto éxito que la gente no paraba de pedirles que la repitieran. Así, sin querer, se encontraron con un proyecto único que lleva una vida haciendo reír.

-¿Sus espectáculos de hace muchos años siguen estando vigentes?

-Sí, nuestro humor no ha cambiado y es muy bien recibido y aceptado en general, aunque hay algunas obras que pueden haber perdido vigencia porque lo que sí cambió es el público. A Les Luthiers lo siguen al menos tres generaciones, con la consiguiente diferencia de gustos, pero puedo afirmar que son muy pocas las piezas que notamos que pueden estar fuera de época.

-¿Qué se van a encontrar los zaragozanos que acudan al espectáculo?

-Viejos Hazmerreíres es una antología de grandes obras. Tiene un hilo conductor que es la Radio Tertulia en donde dos periodistas comentan, hacen entrevistas e interactúan, presentando entre cada aparición una pieza musical. Las obras musicales que hay en este show son muy variadas y hay un interesante despliegue de instrumentos informales. No se trata de una mera selección de obras antiguas sino que al estar guiadas por la Radio Tertulia se convierte en un espectáculo con entidad propia.

-El humor es clave en los espectáculos de Les Luthiers.

-El humor es todo en los espectáculos de Les Luthiers. Pero a la vez la música es indispensable para el cóctel que ofrecemos.

-¿Le gusta el humor que se hace hoy en día?

-Hay cosas que me gustan más que otras, como es lógico. Pienso que tal vez se esté usando un vocabulario más atrevido como recurso para hacer reír y eso tal vez muestre, en ocasiones, falta de creatividad.

-¿Su humor ha evolucionado?

-Sí, con el correr del tiempo hemos pasado de las parodias de música clásica a escenas más teatrales, con más diálogos, pero sin perder de vista el objetivo principal que es hacer reír sana e inteligentemente.

-Usted no es miembro fundador. ¿Fue un reto para usted?

-Me uní al grupo en el mes de julio de 2000 en calidad de reemplazante. Estuve quince años en esa condición y he tenido el placer de reemplazar a los cinco integrantes históricos a lo largo de nueve espectáculos hasta que en 2015 y tras la enfermedad y fallecimiento de Daniel Rabinovich comencé a formar parte del elenco titular. Por supuesto fue un reto muy difícil desde el principio porque Les Luthiers es algo muy especial. Hay que cantar, tocar instrumentos, aprender otros, actuar, gestualizar, intentar ser gracioso (ríe). Pero siempre sentí que podía hacerlo y que de alguna forma pertenecía a este club.

-Han sufrido bajas por el camino. ¿En algún momento se barajó bajar la persiana?

-Nunca dejamos de actuar y el plantel se fue renovando casi sin darnos cuenta. Siempre desde mi ingreso al grupo hubo reemplazantes, o sea que ante cualquier baja ocasional o definitiva estuvimos cubiertos por alguien conocido y aprobado por todos, con lo cual el recambio se ha ido dando en forma natural. Actualmente tenemos dos reemplazantes en el banco. Pero está claro que fue muy difícil superar la muerte de Daniel, un tipo tan querido por todos y un artista insuperable. Después vino el retiro de Carlos Núñez y ahora la baja de Marcos Mundstock.

-¿Se esperaban el éxito que han tenido en España?

-La primera vez que Les Luthiers actuó en España en 1974 fue un fracaso comercial. Se tardó varios años en reincidir hasta que a principios de los 80 la vuelta fue muy buena y a partir de entonces no hemos parado de cosechar éxitos por aquí. Y es que nos sentimos aquí como en casa. El público nos hace sentir así.

-¿Tenemos Les Luthiers para rato?

-Seguimos trabajando con muchísimo ahínco. La nueva formación aporta una energía distinta que es muy contagiosa arriba y abajo del escenario. El grupo está muy unido artística y humanamente, así que sí, tenemos Les Luthiers para rato.

-Ahora sus espectáculos se ven mucho por internet.

-Sí, y eso está muy bien. Nos arrima a un público nuevo que tal vez nunca nos vio antes, un público más joven y exigente y amplía nuestro espectro tanto de edades como de gustos. Aunque la experiencia del teatro es única.

-¿Quienes son sus referentes?

-Siempre nos gustó el trabajo de Monty Python y admiramos profundamente a nuestros queridos amigos de Tricicle.