Obedeciendo al impulso del momento, Varry Brava grabó «el disco más inmaduro» de su carrera, con canciones fulgurantes en las que vuelven a brillar sus influencias ochenteras y en las que, como novedad, se acercan al Caribe y a la «música mákina».

«La ruta del bakalao es como una bruma de nuestra infancia, algo sobre lo que te prevenían las abuelas, con cierta leyenda negra y magia que también guarda nuestro tema (La ruta del amor), pero que en realidad fue una cuna musical muy importante», afirma Aarön Sáez, teclista del grupo murciano, a lo que el vocalista Óscar Ferrer remacha: «Más que la movida».

De manera muy apropiada, su homenaje a aquellos años de electrónica desquiciada en clubes de carretera del área metropolitana de Valencia se inscribe dentro de un disco titulado Furor (Hook Ediciones Musicales), que esta tarde (19 horas) presentan en la Fnac Plaza España de Zaragoza, apenas un año después del previo Safari Emocional (2016).

«Teníamos dos opciones: o disfrutar de las Navidades con amigos y familia y descansar, publicando tras el verano un disco con canciones que ya teníamos, o aprovechar esos meses para grabarlo ya y conseguir cosas distintas a Safari, en el que todo fue más pausado», explica Ferrer junto al tercer vértice de la banda, el guitarrista Vicente Illescas.

En unos tres meses con muchas jornadas maratonianas, «poco más de 30 días en realidad de grabación y preproducción», dieron forma a su quinto disco de estudio con la ayuda del productor Raúl de Lara, responsable de Demasié (2012), con el que abrieron su discografía oficial hace más de seis años.

«Habíamos trabajado con Raúl en la producción en directo de Safari emocional y nos volvimos a entender muy bien. En este álbum ha sido una parte más de la banda, porque los temas estaban muy desnudos y él tenía la capacidad de verlos y agrandarlos», le reconocen.

Su tino «ochentero» se detecta especialmente en Satánica, uno de los sencillos y el primero con el que se pusieron a trabajar de una remesa de «veintitantas canciones» de las que, al final, rescataron cuatro. El resto, hasta sumar 10 cortes, surgieron en algunos casos en una tarde, lo que da a este trabajo «un punto de espontaneidad».

«Es el disco más inmaduro de Varry Brava», señalan sin rubor. Al escuchar Satánica, se hace difícil no pensar en Embrujada, pues vuelve a asomar en ella el gran influjo que Tino Casal tiene en su música. «Para nosotros sigue siendo una figura enorme, un titán, ¡y tan olvidado! Empatizamos mucho con él en la manera de entender lo que es una figura del pop y en hacer música de baile que sea intensa y liviana a la vez», subraya Sáez.

RITMOS CARIBEÑOS / En Furor, además, se atreven por primera vez con ritmos caribeños en un tema como 400 bailes, Ferrer se aproxima vocalmente al rap en el postrero Adiós y reconocen que en otro de los sencillos, Un sitio perfecto, hay «una base de reguetón como una catedral». «A mí todo el rollo del trap me parece de lo más punk que ha pasado en este país últimamente. Quién sabe si Varry Brava podría meterse eso en el futuro, porque somos la gente más desprejuiciada del mundo», señala el teclista ante la mirada algo escéptica de sus compañeros.

En breve iniciarán nueva gira, para la que ya tienen varias fechas confirmadas sin descartar el protagonismo completo del nuevo álbum. «Es un disco que puede sonar entero, porque es muy directable», destaca Illescas, que actuará junto a sus compañeros en el San San Festival de Benicàssim en plena Semana Santa. Después, les esperan otras muchas citas como la que tendrán en Joy Eslava en Madrid el 14 de abril. A Zaragoza volverán el 4 para actuar en la sala López.