La escritora y periodista aragonesa Margarita Barbáchano tenía previsto presentar su nuevo libro, Las imperfectas el pasado 18 de marzo en el Teatro Principal. Pero como ha sucedido también con otros muchos autores, la crisis del coronavirus frustró un acto que para la autora siempre es especial, «pues la presentación de un libro es un momento de felicidad, el primer contacto con los lectores, y además lo habíamos preparado todo con mucha ilusión, pero hay que tomar las cosas como son», dice. Hoy Barbáchano, que también ejerce como columnista de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, será una de las autoras que participen en los actos virtuales programados en este Día del Libro.

-Por fin va a poder presentar su libro al público, aunque de una forma que nunca habría esperado. ¿Cómo afronta este 23 de abril virtual?

-Ya que no puede ser en la calle está bien que pueda hacerse de esta forma. Además, hay que valorar que la gente de Copeli, las librerías, etc, se hayan puesto en tan poco tiempo el chip de que hay que hacerlo, que hay que mostrar a los autores y airear las obras que hemos querido y no hemos podido lanzar. Desde distintos sitios me han pedido grabaciones para participar en la jornada y me he entretenido mucho. Pero me parece muy bien la iniciativa para proteger al libro y a la lectura y si tiene que ser virtual porque no queda otro remedio, pues que por lo menos sea así.

-Vayamos a su libro. Son nueve relatos protagonizados por mujeres con personalidades muy distintas, pero ¿por qué Las imperfectas

-Era un título fácil y toma en cuenta que todas tienen muchos defectos y sí, son muy diferentes, pero todas comparten aspectos como la búsqueda de sus deseos, el afrontar el camino hacia la vejez, la venganza en ocasiones..., son mujeres que persiguen ambiciones, sueños y a veces lo consiguen y otras no y eso les cobra un alto precio en su vida. Todos ellos son elementos comunes en el perfil de las protagonistas.

-En el primer relato recupera a Violeta Saramago, personaje de su novela El Gran Hotel del Salto

-Han pasado tres años desde entonces y siempre guardé ese personaje en la cabeza. Quería acabar su historia de otra manera. Había dejado un final abierto, que a mí es algo que me gusta mucho, hasta que una conocida mía me echó la bronca y me pidió que escribiera algo de Violeta, que no podía dejar al personaje así de destrozado. El regreso de Violeta Saramago es buscar también el conflicto, una mujer que quiere reconstruir su vida pero no puede olvidar su pasado y necesita venganza.

-¿El hecho de que la historia de Violeta sea el primer relato, más allá de la cuestión cronológica, significa también que de alguna forma ella inspira o tira del carro del resto de las protagonistas?

-Sí, claro, todas tienen características de Violeta, todas buscan la armonía de sus vidas aunque a veces esto conlleve cosas malísimas en lo moral. El interés, decía antes, está en el conflicto, en las contradicciones pues eso me permite explorar el género humano y la sociedad que vive. Todas son de alguna forma herederas de Saramago.

-Las situaciones en las que presenta a cada una, a pesar de que alguna historia parezca un tanto, digamos, tremendista, son muy reales; vamos que el lector puede asumir que pueden darse perfectamente.

-Si, son situaciones en las que hay tragedias, dramas y también humor. Son personajes que he construido muy en contacto con la realidad y mi lenguaje es también muy realista, fruto de mi condición de periodista pues me gusta empaparme de la sociedad. De hecho uno de los relatos en el que aparecen dos jubilados que se dedican a robar está basado en una noticia que leí en los periódicos. Ya se sabe, la realidad supera a la ficción.

-Hay un aspecto que me llama la atención y es que el suicidio aparece en varios relatos. ¿Por qué recurre a este hecho de forma tan reiterada?

-El suicidio forma parte de esas contradicciones de las que hablábamos. Creo que el suicidio es un elemento literario muy importante a la hora de explorar el género humano y le tengo mi respeto. En las historias que yo escribo me parece un acto de valentía, algo liberador. No es lo mismo suicidarse que asesinar y en una de las historias hay un ser herido y con él estoy hablando de eutanasia claramente.

-¿De todas las protagonistas de los relatos, hay alguna por la que tenga preferencia?

-Tengo que reconocer que El pasillo es un realto autobiográfico, me apetecía recordar mi infancia y ese pasillo con puertas a los lados que se abren como en las obras de teatro. Y bueno, la Major de los Mossos me parece un personaje muy divertido, así como pienso que la violinista de Semen está bien construido, es muy real y persigue su obsesión de ser madre con una frialdad absoluta. Creo que es un personaje interesante.