«Nadie es director de cine ni escritor si no ha disfrutado de joven del placer que da una película o un buen libro». Así de contundente se manifestó David Trueba poco antes de la inauguración en el museo Pablo Serrano del ciclo Las películas de los demás, donde el cineasta hablo de Perdición, de Billy Wilder, que también se proyectó ante un Auditorio abarrotado de público.

Y es que «las películas o los libros de los demás son la escuela y la razón, seguramente, por la que te dedicas a algo», señaló, para luego reconocer que Perdición «me empezó a meter el veneno de cómo se hace, qué hay detrás de una película o cómo se puede hacer algo así».

David Trueba habló con pasión del filme que él mismo eligió para abrir el ciclo, un trabajo que cuando él tenía entre 15 y 18 años «veía incansablemente porque es de esas cintas que lo tienen todo, interpretación, guion, música... incluso esa frase tan derrotista y nostálgica de ‘ya no se hacen películas como estas’», señaló.

Al igual que Wilder, Trueba fue guionista, escritor, director de cine... «incluso dicen las malas lenguas que llegó a ser gigoló, algo que a mí me hubiera encantado ser pero no me daba el físico», reconoció entre risas, para añadir: «Por eso me he tenido que dedicar a cosas más prácticas».

El director de Casi 40 explicó tuvo la suerte de conocer al maestro cuando él tenía 20 años y estudiaba en Los Ángeles y el director de Con faldas y a lo loco casi 90 y «pasamos unas horas maravillosas porque era un hombre como debe ser la gente con 90 años y siendo un genio, y es que seguía teniendo curiosidad por saber qué querías hacer, quién eras o por qué estabas ahí».

RELACIÓN CON ARAGÓN

David Trueba visita con frecuencia Zaragoza bien para presentar sus novelas, participar en charlas o hablar de cine. «Yo soy patriota de las personas y no de los territorios», señaló, para luego apostillar: «Hay muchas cosas en Aragón que me gustan, la principal es que tengo muchos amigos». Pero también le trae muchos recuerdos el museo Pablo Serrano en particular y es que su segundo hermano (es el pequeño de ocho) era escultor «y uno de sus maestros fue Pablo Serrano con quien trabajó en su estudio muchos años; y de hecho este escribió el texto de la primera exposición de mi hermano», que además «siembre trabajó piedra de la cantera de Calatorao», así que cada vez que «vengo aquí inmediatamente me asaltan esos recuerdos».

PRIMERA CITA CON ÉXITO

El Auditorio del Pablo Serrano se llenó para la primera proyección del ciclo, que organiza el Gobierno de Aragón y que coordina Adrián Domínguez. «Me he dado cuenta hablando con gente de cine que cuando hablan de las películas de los demás lo hacen con mucha más pasión y más energía que de su propia obra», afirmó Domínguez, quien desde el primer momento pensó en Trueba y en Jaime Rosales, que protagonizará la segunda sesión el 19 de febrero, con la proyección de Sed de mal. Le seguirán Ignacio Estaregui y Rocky en marzo; Isabel Peña y Senderos de gloria en abril; y Celia Rico y La ventana indiscreta en mayo.

Nacho Escuín, director general de Cultura del Gobierno de Aragón, señaló que las películas que se van a proyectar son «extraordinarias» y además se verán en la mejor compañía, reconoció. Para Escuín, este ciclo «va a gustar a todos los públicos, a los entendidos del cine aragonés y a los no entendidos porque les va a abrir un nuevo campo» pero sobre todo, es la demostración de que el Pablo Serrano «continúa con su propuesta de museo más abierto más accesible para todas las propuestas».

Esta iniciativa nace con vocación de «continuar» pero no solo vinculada al cine «porque estamos trabajando en proyectos de escritores que hablen de sus libros, músicos de los discos de su vida... para que la gente que sabe mucho pueda compartir todo lo que sabe con los demás», concluyó Escuín.