LUGAR: Centro Cultural de Ibercaja Huesca. Calle Duquesa de Villahermosa, 1.

FECHAS: 25 de noviembre del 2004 al 8 de diciembre del 2005.

HORARIO: De lunes a sábado, de 10.00 a 13.00 horas y de 18.00 a 21.00 horas.

Para mostrar la verdad oculta de las cosas, Picasso eliminaba lo superfluo de una forma decidida y valiente, y así dejó una señal y marca del siglo pasado, como lo fue la ojiva para el siglo XIII. La forma de trabajo ráp¬da e imprevisible del genio malagueño es un ejercicio de libertad simplificadora hacia lo esencial de las cosas. Pero la esencia, al final, no dejaba nunca de ser enrevesada y difícil (simplicidad es lo contrario de simplismo), lo que convertía el trabajo del artista en un juego inacabable de asombros.

Ahí está el Picasso pintor, escultor, dibujante, grabador y ceramista, como el niño que viaja al interior enmarañado de sus juguetes en el Palacio oscense de Villahermosa, ahora recuperado por Ibercaja. Tras aquella oscura fachada renacentista y su verja en ruinas fueron apareciendo sorpresas inauditas que se recuperaron, como el artesonado polícromo del siglo XIV (de nuevo la ingenuidad, esta vez medieval, de los dibujos) instalado ahora sobre la escalera a la primera planta y que parece nuevo.

Es asombroso el aire de familia que tienen las cosas hechas en siglos diferentes, y lo bien que conviven, siempre que estén marcadas por esa audacia del artista de cualquier época para parar el tiempo. Aquí en Huesca dialogan en armonía los picassos , las estanterías y mostradores de la antigua tienda textil de La Innovación, la fachada coronada por la galería de arquillos, la verja del viejo colegio de San Viator y el artesonado bajomedieval. Integrado todo en el mismo palacio por la mano del arquitecto Eduardo Cuello y la comisaria de la exposición, Dolores Durán.