-Tras el ‘thriller’ ‘El cielo de Nueva York’ y la escritura a cuatro manos junto a su padre, José Luis Corral, de ‘El Batallador’, ¿por qué una novela histórica como ‘El desafío de Florencia’ (Ediciones B)?

-Yo no tengo formación histórica pero tenemos la suerte en el siglo XXI de tener acceso a bibliotecas, textos académicos de universidades, documentación en internet. Cuando escribí la primera me dije que nunca en mi vida escribiría novela histórica. Y de tres, dos son novela histórica (risas). Pero me contaron hace un par de años la historia de la rivalidad entre Leonardo da Vinci y Miguel Ángel y me pareció una historia apasionante, una novela que había que escribir.

-¿El apellido Corral le ha encaminado hacia ella, porque su formación es económica?

-No, no, no. Mi padre siempre nos ha dado mucha libertad.

-¿Qué le interesó de la historia?

-Todos hemos oído hablar de Leonardo da Vinci y de Miguel Ángel, todos conocemos alguna de sus obras, pero de esos cinco años que coincidieron en Florencia, entre 1501 y 1506, lo que más me interesó es que eran rivales artísticos, compitieron en concursos públicos, en la adjudicación de pinturas, de bloques de mármol... y además de rivales artísticos eran enemigos públicos declarados, además de tener dos perfiles antagónicos.

-Defínamelos.

-Leonardo era alto, guapo, elocuente, educado, captaba la atención de las masas, interesante, fascinante... decían las crónicas, textualmetne, que su belleza no se podía celebrar lo bastante. Y Miguel Ángel era todo lo contrario, más bajito, dicen que muy feo, con las facciones desproporcionadas, de un cráneo más simiesco que humano, iba siempre sucio, se vanagloriaba de no ducharse... Dos perfiles antagónicos tanto en lo personal como en lo artístico. ¿Cuántos genios han existido en la historia de la humanidad? Podemos contarlos con los dedos, Mozart y Beethoven en la música; Tesla, Einstein, Marie Curie en la ciencia y pocos más. Y que dos genios coincidan no solo en la misma época, sino en la misma ciudad, era un tema a tratar muy interesante.

-Leonardo tenía varios amantes y Miguel Ángel estaba encerrado en su soledad.

-Ambos eran homosexuales. Leonardo lo celebraba y casi lo decía abiertamente y, de hecho, en su juventud fue condenado por sodomía aunque luego fue absuelto. Yo creo que Leonardo no creía en un ser superior, pero Miguel Ángel sí, era un hombre de profundas creencias religiosas y pensaba que intimar con hombres era pecado e intentó reprimirse lo máximo posible.

-Coincidieron en Florencia durante cinco años. Pero ¿qué hay de realidad y qué de ficción en su historia?

-Toda la rivalidad, la enemistad y los viajes son reales. Leonardo viene de Milán, donde había pintado La última cena y llega a Florencia por temas bélicos. Miguel Ángel estaba en Roma, donde había esculpido La Piedad en el Vaticano y decide volver a Florencia porque la ciudad eterna ya no es lo que era. La única parte que tuve que imaginar, respetando la verosimilitud de la época, fue un concurso en el que participan por un trozo de mármol.

-La piedra de Duccio.

-De ese bloque de mármol sale el David. Pero compitieron, porque Leonardo quería esculpir esa piedra. Sabemos que fue real pero no cómo defendieron sus argumentos o cómo se celebró.

-También desconocemos por qué eran rivales.

-Creo que hay personas, ya sea en el siglo XVI o en el XXI, que no encajan. Leonardo era amable, alegre, cercano a la gente y Miguel Ángel, creo que el mayor creador de todos los tiempos, sabía que tenía las manos más prodigiosas que han existido en la humanidad, sabía que tenía ese don y quizá era demasiado vanidoso.

-Tenía ese don, pero su padre no quería que fuese escultor.

-Antes de Leonardo la pintura tampoco estaba bien vista, y quizá fue él, junto a otros, los que pusieron la pintura en un nivel superior. La escultura estaba peor considerada, el trabajar con las manos, siempre con polvo de mármol, con restos de piedras enredadas en elpelo... y Miguel Ángel quería propulsar la escultura a un nivel superior, como Leonardo había hecho con la pintura.

-Quizá se necesitaban para ser genios.

-Les vino bien a los dos. Por lo que he leído, Leonardo sabía, cuando estaba pintando la Mona Lisa, que tenía que hacer una obra maestra porque Miguel Ángel estaba esculpiendo el David. Quizá Leonardo para pintar o mejor, para perfeccionar la Mona Lisa, porque Leonardo sabía que tenía que hacer una obra maestra porque Miguel Ángel estaba esculpiendo el David, y quería ganar el grado de maestría. La influencia de ambos les ayudó a perfeccionar sus obras.

-¿Qué papel juega Maquiavelo?

-Muy interesante, porque también coincide en la época. Era diplomático, secretario de la segunda cancillería; y además coincidió con César Borgia y con Leonardo durante tres meses en la guerra, imagina qué tres o cuatro meses tan apasionantes. Pero tuvo un papel importante porque una vez que ambos estaban en Florencia, los dirigentes florentinos se preguntan lo siguiente: ¿Y si metemos a estos dos creadores y rivales artísticos a trabajar en la misma sala? Así que ordenan a Miguel Ángel pintar un fresco en una pared del palacio Vecchio y a Leonardo la pared de enfrente. El arte no era una de sus pasiones pero estaba enamorado de la competencia.

-¿Cómo fue esa tensión?

-En cuanto al resultado aparecen cosas en internet y ese es el problema, porque hay muchos errores. Ellos respetaban tanto como se temían. Les costó mucho empezar, seguramente por ese respeto, por ese pensar si su obra iba a ser tan buena como la del de enfrente. Respeto y admiración al mismo tiempo que envidia y recelo, una mezcla extraña.

-¿Es necesario que te interese el arte para que te interese ‘El desafío de Florencia’?

-No, no quería hacer una novela documentada con muchos detalles, si no que es muy fluida, con diálogos y capítulos cortitos.

-Su padre sería su primer lector. ¿Ha sido muy crítico?

-Cuando escribí El Cielo de Nueva York, sabía que iba a ser mi primer lector, y quería que fuera lo más imparcial, así que se la envié diciendo que era de un compañero mío de la Facultad y él se lo creyó. Pero, qué va a decir un padre de su hijo; no ha sido nada crítico. En la primera tenía errores de principiante, pero con esta no, creo que no me ha corregido nada, bueno, alguna palabra que en la época no se utilizaba pero más allá de eso, no.

-¿En el futuro seguirá escribiendo novela histórica?

-Tengo varios proyectos entre manos. Una novela terminada, dos a medias, un libro de relatos... otra idea en la cabeza, pero de momento centrarme un poco en esta y descansar, lo que significa que en un mes me pondré con el siguiente libro. Estará ambientado en el siglo XXI pero con trama histórica. En el salón de los 500, cuando Leonardo y Miguel Ángel trabajabando, Georgio Vasari, biógrafo de ambos, escribió en un mural unas palabras que en italiano significan el que busca encuentra o busca y encontrarás refiriéndose, creo yo, a una pintura de Da Vinci; y yo creo que irá por ahí, pero en el siglo XXI.