Y por fin, una alegría. Después de unos meses de una crisis muy acentuada en el sector, el Día del libro le dio un pequeño respiro como hacía tiempo que no sucedía, a pesar de que la lluvia emborronó, en cierta medida, el final del día. Desde primera hora de la mañana y hasta pasadas las 20 horas, los zaragozanos llenaron un Paseo Independencia que hacía muchos 23 de abril que no recibía tal avalancha de gente. Incluso, algunos libreros comparaban la mañana de ayer con la vivida en el 2008 donde un espectáculo de la Fura dels baus sacó a miles de zaragozanos a la calle.

Si bien ese aumento de visitas no se tradujo proporcionalmente en la misma medida en las ventas, lo cierto es que fue un día más que "satisfactorio" para el sector porque la asistencia de público resultó "impresionante". El dato provisional es que las ventas se mantuvieron o fueron un poco superiores con respecto al año pasado ("algo que ya es mucho con la crisis que hay", según el presidente de Copeli, Joaquín Casanova), lo que es un "muy buen dato". "Hasta que ha llegado el chaparrón, iba mejor incluso que el año pasado pero esto nos ha limitado las ventas de la última hora y media, que siempre suele reunir a los rezagados que concluyen el fin de semana visitándonos", razonó Casanova.

Todo en un día en el que los aragoneses volvieron a apostar por los de casa... y por Gabriel García Márquez. Los libros del escritor colombiano fueron unos de los más demandados de la mañana, algo que llevó a agotar sus ejemplares en varias librerías como en la Central.

ÉXITO DE LOS ARAGONESES No fue el único que reclamó la atención de los zaragozanos ya que, por ejemplo, Miguel Mena, Joaquín Berges y José Luis Corral, no pararon de firmar, lo que hizo que se formaran largas colas para conseguir una rúbrica de los escritores. En el mundo del cómic, tampoco le fue mal la jornada a la asociación Malavida ya que vendieron varios centenares de tebeos. Aunque, en el cómic, el gran triunfador de este 23 de abril en Zaragoza fue El último aragonés vivo, de Carlos Azagra y Revuelta. En cuanto a la novela, si alguien vendió también una gran cantidad de ejemplares fue Ignacio Martínez de Pisón que con La buena reputación se está alzando a los escalones de los libros más vendidos.

Fueron algunos de los vencedores de una jornada en la que propia aglomeración de gente no facilitó tampoco las compras ya que, sobre todo en las horas punta, se acumulaba tanta gente en los estands que resultaba complicado incluso acceder a los libros. Tanto los autobuses como los tranvías no paraban de escupir gente mientras las notas de color las ponían, entre otros, los miembros del Teatro de las Esquinas que realizaron una serie de lecturas dramatizadas. Un día en el que todos los que tienen relación con el libro salieron a la calle, libreros, editoriales, distribuidoras... Así, en el Paseo Independencia convivieron estands de las librerías más conocidas como Cálamo, Los portadores de sueños, París, General y Central con otros puestos más modestos como el de Testimonio de autores católicos escogidos, el de Hechos y dichos o el de la editorial de la Universidad San Jorge.

Cuando la luz ya se empezaba a ir, y los claveles ya habían puesto la nota de color a lo largo de todo el día, la lluvia inesperada deslució el final de fiesta que impidió que la jornada fuera perfecta. Una hora después, los libreros empezaban a recoger sus ejemplares. Comenzaba la tarea más complicada, devolver en cajas todos los libros que habían alegrado la jornada de este 23 de abril. Lo hacían, al menos, con la ilusión y la esperanza renovada de que "algo está cambiando" en el sector.