«Cuando internó la mano en el bolsillo de la chaqueta, su cuerpo se vio arrastrado por ella, dejando vacío el uniforme». «Verla rodeada de contradicción hacía incrementar el deseo de agregarme». Estas líneas pertenecen al libro La lógica del delirio, la última publicación de Francesc Marzo Bellot, un joven barcelonés nacido en 1988 que, pese a su corta carrera, ya tiene en su haber otros cuatro poemarios publicados.

La lógica del delirio es un ensayo en el que Marzo encadena una serie de reflexiones sobre cuestiones que le generan inquietud, tratando de buscar la tenebrosa verdad que se esconde tras alguna de ellas. El libro está compuesto por un total de 51 textos individuales, de apenas media página, que según dice su contraportada pueden leerse «en cualquier hora del día, pero, especialmente en hora crepuscular».

«Me quedaría con todas, pero si tengo que elegir escogería aquellas que tienen como hilo conductor traspasar la línea empírica de lo real y buscar esos otros mundos», comenta el autor acerca de sus reflexiones, las cuales recorren aspectos tan diversos como el dolor, la inseguridad o la existencia.

Marzo tiene síndrome de asperger y en la actualidad compatibiliza la escritura con sus estudios en Filosofía, Matemáticas, Física, Química y Música. La literatura le sirve para canalizar los impulsos «obsesivos» que padece, lo que en algunos momentos le conduce a una paranoia que no le permite dejar de escribir. «Cuando escribo me identifico con el lenguaje hasta el extremo, por lo que por un lado toco temas sublimes pero por otro me estoy aniquilando a mí mismo», relata con sinceridad. «Siempre he tenido interés por la literatura de forma latente y de golpe ahora, todo eso se ha convertido en creación», añade.

Francesc Marzo tiene, entre sus próximos proyectos, la publicación de un libro de cuentos, una novela, un ensayo literario y una obra de teatro. «Tengo muy desarrolladas las partes analítica y la artística explosiva. Hay una gran tensión entre las dos, pero creo que son muy compatibles, porque hay momentos de la creación artística que se necesita un gran componente analítico. Esta dualidad es algo innato en mí», concluye.