La locomotora del Teatro de la Estación de Zaragoza comienza a ponerse en marcha tras la parada obligada por la crisis del coronavirus. Las puertas del teatro de la calle Domingo Figueras (junto a la Aljafería) llevan cerradas al público desde marzo, pero a principios de octubre volverán a abrirse de par en par. «No nos queda otra; tenemos que adaptarnos y seguir moviéndonos, porque si no el sector acabará muriendo», subraya su directora, Cristina Yáñez. En las últimas semanas no han dejado de trabajar para adecuar el teatro a la nueva situación. Su aforo, por ejemplo, pasará de 140 a 50 espectadores. «Está claro que la mayoría de días no saldrá rentable subir la persiana, pero tenemos un compromiso con la ciudad y con nuestra profesión», indica Yáñez, que tampoco es partidaria de encarecer las entradas «tal y como está la situación económica».

A su juicio, la única solución si no se quiere poner en riesgo el futuro de las artes escénicas es que la administración apruebe ayudas extraordinarias. «Si nosotros vamos a hacer un esfuerzo, las instituciones también deberían hacerlo», asegura Yáñez, quien, no obstante, valora las medidas que se han puesto en marcha durante la pandemia. «Lo de los ERTE y el cese de actividad nos ha permitido sobrevivir en estos meses, aunque ahora va a llegar otro periodo complicado», apunta. En este sentido, Yáñez aplaude las ayudas a las estructuras que ha habilitado el ministerio y confía en que la DGA apruebe, «como prometió», una línea extraordinaria para el sector.

Con ayudas o sin ellas, el Teatro de la Estación prevé abrir sus puertas al público el próximo 2 de octubre y lo hará con una producción propia. «Hemos preparado un nuevo espectáculo muy fresco en clave de humor que hemos empezado a ensayar hace apenas unos días», comenta Yáñez, que recuerda que, desde el pasado 10 de agosto, los 15 trabajadores del teatro (incluidos los actores fijos) ya están fuera del ERTE.

Los responsables de la Estación confían en no tener que volver a cerrar sus puertas y, de hecho, ya tienen programación prevista hasta el mes de marzo. «Tenemos casi toda la temporada en la cabeza; no nos vamos a rendir fácilmente», subraya Yáñez.

Y eso que a nivel de compañía (la residente se llama Tranvía Teatro), la pandemia ha supuesto «un auténtico hachazo». Desde marzo no han vuelto a actuar y en todo este tiempo han perdido 35 actuaciones. «Fue una pena porque, además, llevábamos un año y medio trabajando en una coproducción internacional junto a una compañía madrileña y otra francesa que íbamos a estrenar en mayo, pero todo se truncó», lamenta. Ahora, esperan poder estrenarla el próximo marzo. Hasta entonces, la compañía volverá a girar por Canarias, Sevilla, Valencia y Extremadura, e incluso actuará en varias ciudades portuguesas. «Esto ha sido un golpe muy duro, pero las perspectivas son buenas», destaca Yáñez.

Pese haber estado cerrado al público, el interior del teatro zaragozano lleva meses palpitando (aunque con menos intensidad). Como todos los veranos, el espacio ha acogido a otras compañías aragonesas para que estas pudieran preparar y ensayar sus producciones con todas las medidas de seguridad exigidas. «Hemos mantenido las residencias porque los compañeros tienen que seguir ensayando», comenta.

La faceta formativa del teatro (cuenta nada menos que con unos 300 alumnos) también continuará. Cuando irrumpió el virus en marzo, las clases se mantuvieron un tiempo de forma 'online' y ahora están preparando todo para volver a hacerlas presenciales. «Estamos organizando todos los protocolos actualmente y la verdad es que estamos muy contentos porque la mayoría de los alumnos han decidido continuar», destaca.

Para toda esta nueva realidad 'postcovid', lógicamente, será necesario contratar más personal, lo que aún reducirá más la rentabilidad de los teatros. «La clave de todo esto va a ser el tiempo que dure; cuanto más se prolongue esta situación, más difícil será sobrevivir», reconoce Yáñez, que pide a la administración que habilite espacios al aire libre para poder programar obras.

A pesar del incierto futuro, la directora del teatro, que abrió en el año 1996, recuerda que el sector ya ha superado momentos muy difíciles: «El problema de esta crisis es que no depende de nosotros; no sabemos lo que va a pasar y eso genera mucha inquietud». Con todo, Yáñez confía «en salir adelante; como hemos hecho siempre».