Muchos le conocieron por la serie Pulseras Rojas, pero el optimismo y la vitalidad de Albert Espinosa lleva vendidos más de dos millones y medio de libros. Ahora presenta Finales que merecen una historia, una novela compuesta por 20 relatos y que se gestó al recordar su paso por el hospital y su cercana experiencia a la muerte cuando apenas era un chaval. Cada una de las 20 historias está presentada por un cartel como si de una película se tratase. Hoy, estará firmando ejemplares de su libro en la Fnac de plaza de España de 19.00 a 21.00 horas.

-Aprovechó para escribir libro cuando estaba convaleciente por una rotura de cadera. Usted siempre ve oportunidades donde el resto no.

-Cualquier pérdida es una ganancia. Casualmente, cuando fui a ver a Franco Battiato, que se había roto la cadera, tuve la mala suerte de caerme y romperme yo la cadera. Entonces pasaron dos cosas: me pusieron un tornillo y me equilibré, porque siempre me había faltado uno y luego fui a casa de mi madre porque nadie te cuida mejor. En esos días, me mostró que cuando era pequeño había escrito un cuento y cuando lo leí pensé en otros finales que merecían una historia. Aquel cuento lo he incluido en el libro.

-Ha dicho que es uno de los libros que más ha disfrutado escribiendo. ¿Por qué?

-Porque he podido tocar muchos temas sobre los que me entusiasma escribir, como el bulling, el alzheimer o el futuro. He tenido la sensación de poder hacer ciencia ficción, drama y comedia a la vez… Ha sido muy entretenido.

-Escribió un centenar de cuentos de los cuales ahora se publican una veintena. ¿Cómo los ha escogido?

-Primero quité las historias más personales y otras las guardé porque pensé que daban para un libro. Al final han sido ellos los que se han elegido a sí mismos. Ha sido parecido a hacer un disco.

-¿Tiene favorito entre los 20?

-Sí. Me gusta mucho Si no entramos todos, no entra nadie. Cuando estuve con la cadera rota tuve que ir en silla de ruedas durante seis meses. Entonces conocí a una chica en silla de ruedas que me dijo que tendría que imponerse la frase «o entramos todos o no entra nadie», refiriéndose a los edificios que tienen escaleras para entrar. A partir de ese día yo cambié todo: cambié de gimnasio, de bares… Donde hay un escalón ya no entro. Ese cuento es un reflejo de esa mujer.

-Otro personaje muy especial y que recorre todo el libro es la «dama de 94 años», que estuvo con usted en el hospital. ¿Qué recuerdos tiene de ella?

-Muchos. Era de Zaragoza además. Ella me enseñó a vivir, a ser valiente en la vida, en el amor y en el sexo. Yo dejé el cole a los 14 con lo cual ella fue mi maestra. He escogido las frases más potentes que me apunté de ella para introducir cada capítulo. También tiene un cuento en el libro que es otro de los que más me gustan.

-Dedica otro al alzheimer y a su amigo Antonio Mercero, que falleció hace poco.

-Él decía muchas veces que ojalá existiese un medicamento para poder volver atrás y poder ver lo que la gente pensaba de ti. Es una de las historias más especiales para mí, porque perdí un amigo y yo soñaba con que llegara una cura para que se pusiera bien.

-¿Cómo cree que hubiera sido su propia historia personal si no hubiera padecido un cáncer a las puertas de la vida adulta?

-Hubiera sido futbolista. Yo jugaba en los juveniles del Barça y era muy bueno. Era como Messi, y nadie puede decir lo contrario porque no lo pueden demostrar (ríe). Mi vida era el fútbol, pero es que la vida es eso, te cambia todas las preguntas para encontrar nuevas respuestas.

-Habla siempre sin reparos de la muerte, del suicidio, del bulling… ¿Existen demasiados tabús en la sociedad?

-Creo que sí. Hay una parte del duelo que estaría muy bien que se enseñara en las escuelas. Vivimos alejados de la muerte y cuando aprendes a morir aprendes a vivir.

-Por eso pretende, entiendo, que este libro resulte terapéutico para sus lectores.

-Sí. Son historias para soñar despierto y curar el alma dormida. Creo que los libros son de aquellas cosas brutales que pueden conseguir que superes cualquier cosa.

-¿Hay algo que le hubiera gustado hacer y que no ha podido?

-(Silencio). No, la verdad es que por ahora no. Tengo muy claro que dentro de cinco años, cuando haga 50 años quiero dejar de escribir y dedicarme a otras cosas. Realmente todo ha sido muy bonito. Tengo mis próximos cuatro libros y una película, y todo ha sido como ir cumpliendo sueños. Mi madre hospitalaria decía que los sueños son el norte, y si se te cumplen todos tienes que ir al sur, y es al sur precisamente donde me iré, porque tengo una isla en mente que está muy bien.