Louisa Holecz, pintora inglesa afincada en Zaragoza desde el año 2000, inauguró el martes en La Casa Amarilla su nueva exposición: 'Inscape', en la que camina sobre un terreno entre la figuración y lo abstracto pero sin posicionarse claramente en ninguno de los dos ámbitos. Lejos de la muestra que expuso en la misma galería en el 2018 ('Out of Body'), en la que realizó incluso retratos, Holecz asegura sentirse cómoda en esa cierta ambigüedad. «Estoy muy a gusto trabajando así; además, la figuración no ha desaparecido del todo en estas obras porque aunque el cuerpo no aparezca sigue estando presente ya que lo que he hecho es hablar desde dentro del cuerpo», explica.

En efecto, la pintora aborda en 'Inscape' la percepción del paisaje «desde el interior del cuerpo humano», ya que, como apunta, «al final estamos hechos de las mismas sustancias». Así, los paisajes de 'Inscape' contemplan el proceso «cíclico» de la vida, desde el nacimiento, el crecimiento o la degeneración. Unas fases que replica en el propio proceso creador de su obra. «Pinto, transformo, borro, destruyo y vuelvo a empezar con el objetivo de crear una profundidad misteriosa en la obra que funcionan como capas sedimentarias de la materia», explica Holecz.

En la selección de obras recientes que presenta en su segunda exposición individual en La Casa Amarilla, el significado del término ('Inscape') escapa a una traducción exacta que estaría próxima al concepto de esencia o de singularidad. Sin embargo, Holecz encuentra en el término el propósito de su pintura: dar expresión al «origen común» del mundo interior y exterior.

Así, por ejemplo, en la muestra se exhiben seis pequeñas obras que representan los elementos esenciales para la vida orgánica: carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, fósforo y azufre. «Lo que hago en ellas es empezar a representar cada elemento como se ve con un microscopio, pero luego pinto encima, lo destruyo y lo transformo hasta llevar la obra a lo imaginario», destaca Holecz, que indica que los cuadros de gran tamaño que se exhiben en la exposición (algunos de ellos representan «masas arbóreas») también están formados de esos elementos pequeños, «imitando un poco el universo».

Con una técnica que, como ella misma reconoce, oscila entre el dibujo y la pintura, los cuadros de Holecz no son pinturas de paisajes en sentido estricto. Y es que su interés no es representar la visión exterior del territorio, sino proyectar en él sus ideas y ensueños que le permitan participar y reconocerse en el mundo.

Artista multidisciplinar

En esta exposición, la pintora da un salto respecto a su muestra anterior 'Out of Body', en la que se sumergía también en la escultura y en el bordado. «Me gusta tener la libertad de poder decir lo que quiero en cada momento de distintas maneras», explica la artista.

En este sentido, es curioso que en su muestra anterior Holcz utilizó alfileres en algunas de sus piezas que hora, en Inscape, se convierten en pigmentos de grafito para representar ese brillo metálico. «En el fondo es decir lo mismo pero de otra manera», abunda.

Entre sus referentes, la pintora nombra a Mark Rothko o, más actual, Jenny Saville, aunque reconoce que intenta alejarse de todas sus referencias: «Me hace ser muy dispersa».

Holecz reivindica por otra parte la figura de la mujer artista y asegura que aunque la situación para alcanzar la igualdad real va mejorando poco a poco, «todavía hay mucho por hacer». «Sobre todo hay que trabajar para que las mujeres accedan a más exposiciones individuales; ese salto aún no se ha dado», lamenta