El Museo del Louvre se vio obligado a cerrar ayer tras la retirada de agentes de seguridad y recepción de clientes, que denuncian una falta de efectivos «insostenible». El personal se acogió a lo que el código laboral francés llama «derecho de retirada», es decir, ausentarse de su puesto sin informar al empleador si el trabajador considera que no se dan las condiciones para ejercer de manera segura.

El sindicato Sud Culture Solidaires denunció en un comunicado la «degradación sin precedentes de las condiciones de la visita» así como las de trabajo, pese a que la industria turística deba felicitarse por el aumento del público, que en 2018 superó los 10 millones de personas. Un centenar de trabajadores se manifestaron frente al Ministerio de Cultura francés, donde reivindicaron mejores condiciones de trabajo.