Un ascensor se para a cientos de metros de altura. En su interior, Marcelo está dispuesto a acabar con la vida de su mujer y la de su mejor amigo, y Ángela, una desconocida que le transportará a otro mundo sin salir de esas cuatro paredes, está intentando persuadirlo. Con esta premisa comienza Llévame hasta el cielo, una comedia con tintes trágicos dirigida por Juan Carlos Rubio e interpretada por Lolita Flores y Luis Mottola que se representa del próximo jueves al domingo en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza.

«Marcelo es anodino, emocional, rencoroso y enfermizo. Ángela es vanidosa, engreída, pretenciosa e insistentemente aristocrática. ¿Sus motivos reales? Los iremos descubriendo con el paso de los minutos y de las situaciones, porque no es oro todo lo que reluce y las primeras impresiones nunca suelen ser las correctas», apunta Luis Mottola. «Es una comedia con unos matices dramáticos, como puede ser el maltrato, el estar metido en un sitio sin poder salir. Suceden muchas cosas, a otras se les quita hierro», añade Lolita Flores.

Un espacio reducido, el interior del ascensor, da para mucho en Llévame hasta el cielo, donde Ángela y Marcelo no tienen más remedio que conectar entre ellos «para provocar que los personajes se detengan, se conozcan, se descubran y realicen un viaje compartido hacia… bueno, hacia su libertad personal», apunta Mottola.

Ambos protagonistas coinciden en que esa sensación angustiosa que produce el ascensor, y que al público podría recordarle a la cuarentena del 2020, es mera casualidad, pues Nacho A. Llorente, autor de la obra, ya había escrito el texto en el 2017. «La cogí precisamente por eso, porque lo habíamos vivido en nuestras propias carnes», comenta Flores. «Cuando el texto final estuvo publicado, nunca pensamos que la pandemia, tras detener todos nuestros planes de trabajo, también nos traería la oportunidad de llevar Llévame hasta el cielo a escena y, aún menos, que el lugar de la acción, el ascensor detenido, se añadiría de forma involuntaria al puñado de metáforas de la dramaturgia y aportaría un subtexto inesperado. El público, además de ver y escuchar desde la butaca, se conecta también con una sensación multiplicada de asfixia y encierro, porque ha sido su experiencia propia desde hace todo un año», añade Mottola.

Ambos actores han podido volver a subirse al escenario desde la reapertura de los teatros. Lolita Flores con la producción La fuerza del cariño, desde septiembre a diciembre, donde ha podido comprobar que el interés por la cultura no ha decaído. «Está claro que la gente tiene ganas de reírse, está yendo al teatro para ver todo tipo de género», apunta la actriz. «El escenario es nuestra casa. Nos sienta muy bien y estamos felices, de nuevo, de entregarnos al esfuerzo y el sudor que implica el trabajo teatral», añade Mottola.

Con el humor como elemento central, Llévame hasta el cielo esconde más de un giro dramático, que devolverá a su público a la angustiosa situación de estos personajes: «Llevan a la espalda una mochila de vivencias duras aunque también reveladoras. La convivencia de la comedia y la tragedia es natural, como en la vida misma. No todos los momentos del día son alegres, de vez en cuando, aparece el dolor. Esa es la realidad de Ángela y Marcelo también», explica Mottola.

Del 25 al 28 de marzo en el Teatro de las Esquinas, Flores y Mottola pondrán todo su empeño para regalar al público unos instantes de descanso y evasión mientras disfrutan de una comedia a cientos de metros de altura. «La función, además, está llena de homenajes cinematográficos. Es una forma de traer a la emoción del público películas, escenas y personajes que han significado cosas importantes en diferentes momentos de sus vidas. Y también hay poderes sobrenaturales, en directo, sobre el escenario», cuenta el intérprete.

Mottola señala a su vez el servicio liberador que tiene el teatro y que, ya sea en drama o comedia, brinda a sus asistentes , más si cabe en los tiempos que corren: «La función está construida para contar una historia pero también está pensada, y casi con mayor énfasis, para regalar un momento de felicidad al público. Queremos que se sientan bien y hacemos todo lo posible por conseguirlo». Así lo ve el actor que da vida a Marcelo. «Es una novela muy blanca, muy divertida. No tiene connotaciones políticas. Una obra de teatro para que la gente se divierta. Es toda una fantasía», concluye Lolita Flores.