TITULO : Gabriel Figueroa

AUTOR : Gabriel Figueroa

LUGAR : Diputación de Huesca

FECHAS : Hasta el 27 de junio

Nunca faltan excusas para acercarse a Huesca; y no sólo por cuestiones de estricta proximidad, sino también por la categoría de su oferta cultural. En definitiva, que de nuevo, y con mucho gusto además, se impone el viaje. Del programa presentado por el Festival de Cine de Huesca centra nuestra atención la exposición en la salas de Diputación de Huesca del gran maestro de la fotografía de cine Gabriel Figueroa (Ciudad de México, 1907-1997), cuya aportación fue decisiva para comprender el éxito del cine indigenista del Indio Fernández y también el de la etapa mexicana de Luis Buñuel, con quien participó en siete películas, como Los olvidados; con ambos directores, tan dispares entre sí, colaboró de modo eficaz, poniendo a su disposición toda su sabiduría técnica y un estilo singular. A los nombres de Fernández y Buñuel, se añaden los de Chano Urueta, Roberto Gavaldón, Julio Bracho, Juan Antonio Bardem, John Ford o John Huston.

Huesca celebra el universo creador de Gabriel Figueroa con la amplia secuencia de imágenes impresas a partir de fotogramas por su hijo Gabriel Figueroa Flores. El es el guía privilegiado de un itinerario extraordinariamente revelador del estilo de su padre, pues no en vano Gabriel Figueroa Flores, también fotógrafo, es el responsable de la adecuada conservación, restauración y estudio de las miles de imágenes del archivo familiar. Cuando decide imprimir determinadas imágenes, Figueroa Flores es consciente de la cautela que ha de regir el análisis de un fotograma como si fuera una imagen aislada, aunque también sabe de la excepcionalidad de la fotografía realizada por Gabriel Figueroa, que concibió cada imagen de modo que aislada poseyera una dinámica interna capaz de remitir a la película, detenida en un solo plano. Gabriel Figueroa aspiró a la obra maestra en todas sus tomas: cada una debía valerse por sí misma sin por ello traicionar la continuidad visual y la lógica de iluminación del cine.

De Gabriel Figueroa se ha destacado la madurez de su obra mantenida a lo largo de los años. De espíritu inquieto, su mirada atendió a los logros del cine expresionista alemán, atrapó el tiempo eterno, ese "tempo vital" de México que había descubierto Eisenstein; se abrió a la luz con Alex Phillips; aprendió la audacia innovadora de Gregg Toland; creó las más bellas imágenes para el cine indigenista del Indio Fernández, y pintó los grises clínicos del cine de Luis Buñuel. Y en su compromiso de hombre libre con su tiempo, participó activamente desde el cine en el movimiento iniciado por los muralistas, cuya influencia plástica no pasa inadvertida en las composiciones y encuadres de las fotografías que prolongan con luz los hallazgos de la pintura y de las estampas del Taller de Gráfica Popular. Maestro de la luz y dramaturgo de la naturaleza, fue Gabriel Figueroa.