Me iré, una vez haya dicho lo que vine a decir». Con esta cita de Edipo Rey, de Sófocles, abre la inglesa Kate Tempest su libro Mantente firme (La Bella Varsovia), su primer poemario editado en español. El zaragozano, y también escritor, Alberto Acerete firma la traducción. Tempest es, ya se ha dicho, poeta, pero también novelista, dramaturga y rapera (de Let Them Eat Chaos, Caroline / Music As Usual) nos ocuparemos más adelante.

Mantente firme traslada la mitología al tiempo presente para ocuparse de los conflictos personales, de las tragedias y de la creación literaria, con un cierto sentido confesional y rindiendo tributo a los poetas que le han influido. ¿El diagnóstico de una sociedad que no goza de buena salud? Tal vez. He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por los smartphones, escribe en Suspiro, parafraseando el comienzo de Aullido, de Allen Ginsberg (He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura). Y en Progreso, anota: Hubo un tiempo en que existía un propósito, así que escuché: había un Dios. Hacía todo menos despreciable y aportaba la excusa que siemprre habíamos buscado. Una verdad irrefutable.

Adiós a las verdades absolutas, viene a decirnos Kate, bienvenidos a un mundo sin referencias claras. ¿Con esperanza? Probablemente: No importa que perdamos el hoy, porque mañana no es todavía (fragmento de El instante). También la poetisa tiene algunas certezas, no exentas de ironía: No leas las revistas femeninas. Son malas para el estómago.Y: La fama es lo peor que podría ocurrirle a tu reputación (de Las cosas que sé). Y, por supuesto, en el recorrido de Mantente firme encontramos a Tiresias, el ciego, el de la visión interior, y también el paradigma de la ambigüedad sexual: Tú eres brillante y espantoso, soplo, carne y hueso. Tiresias: tú nos enseñas lo que quiere decir mantenerse firme (de Tiresias).

Como rapera, Kate Tempest bordea musicalmente el estilo, y ofrece narrativamente reflexiones sobre la crisis financiera, los problemas medioambientales, la violencia, la decadencia de un mundo convulso: Europa está perdida / América está perdida / Londres Está perdido / Pero todavía clamamos victoria / Todo son reglas sin sentido / no hemos aprendido de la Historia (Europe Is Lost). Kate tiene 30 años, fue una adolescente problemática y desarrolló un sentimiento de exclusión social debido a su sexualidad. Hoy, convertida en trovadora del siglo XXI, lanza su hip hop compometido y arrasa en los escenarios con un estilo que transita entre el rapeado y el spoken word, con bases que beben tanto del jazz como de la electrónica.

Si el disco La leyenda del tiempo, de Camarón, cambió la historia del flamenco, Omega, de Enrique Morente, fue más allá y transformó la música popular española. Acaban de cumplirse 20 años de la edición de Omega, y se festeja el acontecimiento con la publicación de un pack (Universal Music) que recoge el disco original remasterizado, otro CD con mezclas alternativas de algunas piezas, ensayos, maquetas y directos, y un documental que cuenta la gestación de obra tan singular. Y como complemento, un libreto bien armado con abundantísima información (por ejemplo los diarios de grabación de Antonio Arias, de Lagartija Nick, banda que, como se sabe, trabajó con Morente en Omega, ese agitador acercamiento al universo de Federico García Lorca y Leonard Cohen. O sea, esta revisión de Omega es una celebración excelente de una obra que escandalizó tanto como convenció, y que supuso un vigoroso ejemplo de la búsqueda, la pasión y el talento de un genio.

Patti Smith, creadora tan excitante en el universo del rock como en el de la literatura, encandiló con Éramos unos niños, un espléndido libro de memorias que giraba en torno a su relación con el fotógrafo Robert Mapplethorpe. Ahora vuelve a engancharnos con M Train (Lumen), un libro excelente, de prosa tan sinuososa como evocadora, armado en escenarios (bares) frente a un café humeante. En ese peregrinar a la búsqueda del líquido negro, Patti desgrana recuerdos (no escatima los más dolorosos) y muestra su vida interior, alejada de los focos y de los micrófonos, mostrando sus luces y sombras. Patti escribe sobre su familia, sobre los artistas con los que se sintió conectada, sobre viajes, fotografía y encuentros peculiares. Y, confiesa su afición a las series de investigación policial, pues sostiene que «los poetas de ayer son los detectives de hoy». Si Patti fue la inimitable poeta del punk-rock, también es una magnífica narradora. Súbanse a su tren.

Cuarenta años. 40, han pasado desque de The Band se despidió con un concierto histórico (The Last Waltz) en el Winterland Ballroom de San Francisco, que fue filmado por Martin Scorsese, documental que ha sido aclamado como uno de los mejores de la historia del rock. Bueno, pues aprovechando ese aniversario se ha remasterizado y publicado (Rhino / Warner) la que podríamos llamar banda sonora canónica de esa velada que reunió junto a The Band a artistas como Neil Young, Bob Dylan, Dr. John, Joni Mitchell, Van Morrison, Eric Clapton, Muddy Waters, Emmylou Harris... En fin, otra oportunidad para despistados.

No fue Rolling Stones el primer grupo anglo que actuó en Cuba (ya en 2001 lo hizo Manic Street Preacher, en un concierto al que, según se cuenta, asistió el mismísimo Fidel). Pero ojo, los Stones son palabras mayores: el epitome del espectáculo del rocanrol, ese que puede torcer las rectas mentes revolucionarias. Y en ese detalle radica parte del interés de este Havana Moon (Universal Music). Dos CD y un DVD documentan la multitudinaria actuación (no hay acuerdo en las cifras, pero acudieron varios cientos de miles de espectadores) gratuita que Mick y sus compinches dieron en La Habana el 25 de marzo de 2016. Repertorio de grandes éxitos, un Jagger dicharachero dirigiéndose al público en español y sin chuleta, y toda la parafernalia de los revoltosos más longevos del rock, Imagínen la primera vez que los Stones tocaron en España, pero trasládenlo a Cuba. La locura.